¿Coronará EEUU a Netanyahu como emperador?

Se supone que los Estados Unidos de América son una república democrática. En virtud de su Constitución, el Congreso decide cuándo ir a la guerra, mientras el presidente se desempeña como comandante en jefe.

Hoy en día, con cerca de 1000 bases militares alrededor del mundo, los EE.UU. se parecen más a un imperio que a una república. Pero, ¿quién es el emperador? ¿Estados Unidos está gobernado por una “presidencia imperial”? ¿O su verdadero emperador es coronado en Tel Aviv?Un proyecto de ley presentado en el Senado norteamericano por Chuck Schumer (demócrata por Nueva York), titulado “Ley de 2013 para un Irán Libre de Armas Nucleares”, pone formalmente los poderes belicistas estadounidenses en manos de Israel y su primer ministro, Benyamin Netanyahu. De acuerdo con un especialista en Irán de EE.UU., el profesor Gay Sick de la Universidad de Columbia, “el proyecto de ley subordina cualquier decisión sobre el recurso a la acción militar al gobierno de (el régimen de) Israel, al comprometerse los Estados Unidos, de antemano, a apoyar cualquier acción militar de (el régimen de) Israel.”Eso, efectivamente, deja en manos de Netanyahu los poderes bélicos, tanto del Congreso como del presidente estadounidenses. En efecto, hace de Netanyahu el emperador de los EE.UU., con poder para conducir al país hacia la guerra que quiera, en el momento y lugar que elija.Ayer, en una entrevista exclusiva a Truth Jihad Radio, Gary Sick llamó a la acción contra el proyecto de ley de Schumer: “Hay que plantear un argumento muy convincente en Washington y en el Congreso, de que esta es una muy mala idea. … Normalmente, soy analista. Me siento y analizo los temas. En esta ocasión, creo que es tan importante que he estado deseando dar un paso al frente y decir: ‘Tenemos que hacer algo.”¿Cómo podría el Senado de los EE.UU. estar considerando en serio un proyecto de ley que le daría a )el régimen de) Israel el derecho de arrastrar a Estados Unidos a la guerra?

Los Estados Unidos, especialmente sus más altos niveles de poder, está profundamente infiltrados por agentes de (el régimen de) Israel. En su excelente libro ‘Sorpresa de octubre’, Gary Sick (principal especialista en Irán en el Consejo de Seguridad Nacional durante el mandato de tres presidentes estadounidenses) analiza el enorme poder que el servicio de espionaje israelí, Mossad, ejerce a través del uso de un ejército de “sayanim”, voluntarios judíos, a lo largo del mundo. “La disponibilidad de los sayanim, junto con el ultra-profesionalismo y la alta motivación de los pocos agentes del Mossad con experiencia, significan que este aparato, con relativamente pocas personas y un presupuesto limitado, podría a menudo igualar o superar el desempeño de servicios de Inteligencia mayores. En muchos casos, el dinero no podría comprar el tipo de flexibilidad operativa y cobertura con que cuenta el Mossad, a través de los servicios de sus brigadas no reconocidas de voluntarios dispuestos”. (Sorpresa de octubre, p. 65)

¿Acaso el senador Chuck Schumer, descendiente de inmigrantes judíos de Europa del Este, es un sayanim?Eso depende de cómo se defina “ser pagado”.El senador Schumer y la mayoría de sus colegas del Congreso reciben masivos sobornos israelíes, eufemísticamente descritos como “contribuciones de campaña”. Así que no son realmente sayanim (voluntarios no remunerados para Israel). Schumer y la mayoría en el Congreso de los EE.UU. están, en efecto, en la nómina de Israel. Los sayanim son gente que lo hace por amor. Schumer y los otros traidores en el Congreso los están haciendo por dinero.Schumer y sus colegas aceptan sobornos de la talla del padrino de Las Vegas, Sheldon Adelson, mayor donante del Partido Republicano y líder en la recaudación de fondos para los comités de acción política pro-Israel. En una intervención en la Universidad Yeshiva en Nueva York, hace poco más de dos meses, Adelson dijo que Estados Unidos debería dejar caer una bomba nuclear sobre Irán – no en defensa de los intereses estadounidenses, sino al servicio de Israel.¿De dónde (el régimen de) Israel (incluyendo a sus ciudadanos con doble nacionalidad, sayanim y leales que viven en el extranjero) consigue el dinero para comprar el sistema político de Estados Unidos? Los miles de millones de Adelson provienen de los juegos de azar – históricamente, un segmento clave de la delincuencia organizada que, a menudo, en sus niveles más altos, está dominado por los sionistas. Como confirmara el periódico británico The Guardian, “de los siete oligarcas que controlaban el 50 % de la economía de Rusia durante la década de 1990, seis eran judíos: Berezovsky, Vladimir Guzinsky, Alexander Smolensky, Mijail Khodorkovsky, Mijail Friedman y Valery Malkin.” Estos oligarcas criminales rusos, como tantos en otros países, tienen fuertes vínculos con (el régimen de) Israel, líder mundial per cápita en la trata de personas, robo de órganos humanos, y otros chanchullos. El crimen organizado global es una de las claves, a menudo fuentes no reconocidas, del dinero y el poder sionistas.

Una fuente aún más importante del poder y el dinero sionistas es el sistema bancario internacional. John Perkins, “sicario económico”, ha revelado que las mayores organizaciones bancarias internacionales, incluido el Banco Mundial, el FMI y los bancos constituyentes, gestionan servicios de Inteligencia privados que dominan regularmente a naciones enteras a través de la usura, el asesinato en accidentes aéreos de jefes de Estado que no cooperan, y trabajan para crear el primer imperio verdaderamente global, lo que algunos han llamado el Nuevo Orden Mundial.

Los protagonistas claves en el chanchullo de la banca internacional de un Nuevo Orden Mundial son desproporcionadamente sionistas. Este importante hecho, del que nadie tiene permitido darse cuenta sin correr el riesgo de ser llamado antisemita, fue resaltado por la reciente designación por Obama del rabioso sionista de doble ciudadanía, Stanley Fischer, como vicepresidente de la Reserva Federal.

En su artículo “Candidato de AIPAC a la Fed, Stanley Fischer, en pie de guerra contra Irán”, Grant Smith escribe: “Mientras las puertas del gobierno federal se han mantenido siempre abiertas para personas designadas por el lobby de Israel, quienes centran la mayor parte – si no toda – de su energía en la promoción de los intereses de un Estado extranjero, cualquiera que tuviera en realidad la doble ciudadanía israelí ha mantenido por tradición un secreto muy bien guardado. Los promotores a largo plazo de Fischer, entre ellos el Comité de Asuntos Públicos Israelí-Estadounidense (AIPAC), probablemente, quieran acostumbrar a los estadounidenses al movimiento abierto de ciudadanos duales entre los mejores puestos en los gobiernos de EE.UU. y de (el régimen de) Israel.”

Según el sitio web del Departamento de Estado de EE.UU., “ciudadanos con doble nacionalidad deben lealtad tanto a los Estados Unidos como al país extranjero.” ¿Por qué los estadounidenses permiten que personas con lealtad declarada a un país extranjero ocupen posiciones de alto nivel en su gobierno?

La respuesta es que los EE.UU., hoy en día, no es una república democrática, ni una nación soberana. Como explica John Perkins, un nuevo imperio global está surgiendo, construido por y para los plutócratas internacionales. Y esa estructura de poder ha estado, de manera creciente, dominada por sionistas de línea dura como Stanley Fischer.

A raíz del 11S, el entonces primer ministro israelí, Ariel Sharon, se jactó ante su gabinete: “¡Nosotros, los judíos, controlamos los Estados Unidos!” Sharon, al igual que Netanyahu hoy, fantaseó con ser una especie de emperador internacional y creyó que el lobby israelí controlaba todos los EE.UU.

¿Estaba Sharon en lo cierto?

Si el Senado norteamericano aprueba el proyecto de ley “Libre de armas nucleares iraníes” de Schumer, Ariel Sharon debe salir de su estado de coma, durante unos segundos, para susurrar “Se lo dije” – y luego, deshacerse de las vicisitudes de la vida, para enfrentar el juicio por los innumerables horrores que desató en el mundo.