..Una vez más..los perros judíos metidos en todas las mierdas habidas y por haber...

domingo, 30 de noviembre de 2014

La limpieza étnica de Hebrón

Palestina 1946.


Por tercer día consecutivo, los colonizadores israelíes campan a sus anchas por la ciudad de El Khalil (Hebrón), asesinando a la gente, prendiendo fuego a casas y propiedad y haciendo trizas ventanas y coches. Les ayudan y protegen soldados israelíes de gran brutalidad que participan en esta orgía destructiva.

Los colonizadores, impulsados por la ideología racista sionista y por el odio ciego, han sido adoctrinados y movilizados por los líderes religiosos ultrasionistas y fundamentalistas para despoblar esta ciudad palestina y realizar una limpieza étnica a plena luz del día en medio de una conspiración internacional de silencio, la apatía de Europa y la connivencia del gobierno de EEUU.

La brutalidad que ejercen los colonizadores fundamentalistas cae en oídos sordos y bocas de labios apretados. Una vez más, le ha fallado al pueblo palestino el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Lo que está ocurriendo en Hebrón no debería tolerarse en modo alguno. Exactamente como dijo el presidente actual de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el padre Miguel d'Escoto Brockmann: «Lo que se está haciendo al pueblo palestino me parece una versión de la odiosa política del apartheid.» Y continuó con un llamamiento al mundo para la adopción de una campaña de boicot contra Israel.

Este es el mismo régimen que ha estado imponiendo un bloque hermético y asfixiante en Gaza, robando la humanidad de su gente mientras el mundo se queda mirando y se mantiene al margen sin hacer nada.

Por lo tanto, nosotros hacemos un llamamiento a todos los amantes de la libertad para que condenen la política israelí de limpieza étnica en Hebrón y de genocidio en Gaza.



Fuente: One Democratic State Group

Nombres y fotos de los asesinos israelíes



A la espera de que tribunales nacionales o internacionales abran procesos a los criminales genocidas del estado Terrorista de Israel publicamos la lilsta de los dirigentes y militares sionistas que deberían ser conducidos ante el Tribunal Internacional de la Haya. Es bueno, es necesario, es justo que las víctimas tengan cara y nombre; es bueno, es necesario, es justo, que sus verdugos también los tengan. Estas órdenes de detención "ficticias" dan toda la medida de lo que está en juego.

  Orden de detención: Ehud Barak

Por violaciones del Estatuto de Roma y la Cuarta Convención de Ginebra.
Descripción del sospechoso: hombre blanco, de unos 65 años, estatura inferior al promedio, pelo canoso, ojos marrones, con gafas.
Ehud Barak

En junio de 2007, el sospechoso impuso un sitio sobre 1 .500.000 personas, los residentes de Gaza. El sitio, que continúa en 2009, está considerado un «castigo colectivo» según el Derecho Internacional. El año y medio largo de asedio ha originado una severa escasez de alimentos y combustible, suministros intermitentes de agua potable y energía eléctrica, la interrupción de las plantas de tratamiento de aguas residuales y la escasez de medicinas y equipo médico esencial, que afecta a las vidas de 1.500.000 de personas y constituye una violación de la Cuarta Convención de Ginebra y del Estatuto de Roma.

El 27 de diciembre de 2008, el sospechoso ordenó el bombardeo aéreo de los centros de población de Gaza. Los ataques, en los que participaron cientos de cazabombarderos, arrojaron cientos de toneladas de bombas sobre los barrios de Gaza. Al menos 1.300 personas, hombres, mujeres y niños, fueron asesinadas, y 5.300 más resultaron heridas. Escuelas, hospitales e instalaciones de las Naciones Unidas fueron blancos de los ataques, así como disparos a personal médico que impidieron la evacuación de los heridos.

El 10 de diciembre de 2008, los abogados de Líbano presentaron una demanda formal ante la Corte Penal Internacional en La Haya, Países Bajos, contra Ehud Barak y otros cuatro israelíes: Ehud Olmert, Matan Vilnai, Avi Dichter y Gabi Ashkenazi, sobre la sospecha de que habían cometido crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad por ordenar y mantener el estado de sitio en Gaza.



Orden de detención: Amir Peretz

 Por violaciones del Estatuto de Roma y la Cuarta Convención de Ginebra.
Descripción del sospechoso: hombre de piel color oliva, de unos 60 años, cabello negro, ojos marrones, con bigote. 
Amir Peretz

El 12 de julio de 2006, el sospechoso ordenó el bombardeo aéreo de ciudades y aldeas en Líbano, dirigidos a la infraestructura básica como suministro de agua, alimentos, combustible y electricidad. El bombardeo también causó daños en hospitales, clínicas y escuelas, todos estos lugares expresamente prohibidos de ataque por el Derecho Internacional. Como resultado de los bombardeos, ataques terrestres y fuego de artillería, más de 1.200 personas fueron asesinadas, entre ellas cientos de niños y ancianos.

El 8 de noviembre de 2006, el sospechoso ordenó el bombardeo de Beit Hanun, un barrio de Gaza, en respuesta a los cohetes disparados hacia Israel. Durante 15 minutos, barrios residenciales fueron bombardeados, lo que originó la muerte de 19 personas, entre ellas 9 niños. Al menos 40 personas resultaron heridas. Disparar proyectiles deliberada e indiscriminadamente en zonas civiles constituye un crimen de guerra.

En agosto de 2006, se presentó una demanda oficial ante el Tribunal Superior de Marruecos sobre la sospecha de que Peretz ha cometido crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. El sospechoso tiene la nacionalidad marroquí. La denuncia fue presentada por 3 judíos marroquíes, todos conocidos por su trabajo en derechos humanos.



Orden de detención: Binyamin Ben Eliezer.

Por violaciones del Estatuto de Roma y la Cuarta Convención de Ginebra.
Descripción del sospechoso: hombre de piel color de oliva, unos 70 años, pelo negro, de contextura más gruesa que el promedio. 
Binyamin Ben Eliezer

A finales de la guerra de 1967, el sospechoso era el jefe de la Unidad Sayeret Shaked del ejército israelí. Según testimonios de soldados israelíes y egipcios, el sospechoso ordenó el asesinato de 250 combatientes palestinos y egipcios (nacionalidad exacta no clara) poco después de terminada la guerra. Las pruebas indican que los asesinatos se llevaron a cabo utilizando helicópteros que sobrevolaban el desierto del Sinaí capturando a los soldados, algunos de los cuales estaban desarmados.

Otros testimonios de testigos oculares afirman que el sospechoso , personalmente, ejecutó a prisioneros de guerra que no obedecieron órdenes. El asesinato de los soldados después de haberse puesto fin a las hostilidades, así como la ejecución de los prisioneros de guerra están expresamente prohibidas por el Derecho Internacional y se consideran crímenes de guerra.

Entre marzo de 2001 y noviembre de 2002, el sospechoso, en calidad de ministro de Defensa, ejerció una política de ejecuciones extrajudiciales, castigo colectivo y bombardeo de zonas residenciales tanto en Cisjordania como en la Franja de Gaza. Todas estas acciones están prohibidas por el Derecho Internacional, constituyen crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad, y desde julio de 2002 son perseguibles por la Corte Penal Internacional de La Haya, Países Bajos.

En marzo de 2007, el sospechoso, al tiempo ministro del gobierno israelí, canceló un viaje a Egipto debido a la amenaza de detención por sus actividades en la guerra del 67.



Orden de detención: Avi Dichter

Por violaciones del Estatuto de Roma y la Cuarta Convención de Ginebra
Descripción del sospechoso: hombre blanco, de unos 55 años, más alto que la media, pelo blanco. El sospechoso habla hebreo, inglés y árabe. 
Avi Dichter

Desde el 1 de julio de 2002, día en que se estableció la Corte Penal Internacional, hasta mayo de 2005, el sospechoso fue jefe del Shabak, el servicio de inteligencia israelí (SSG). Como jefe del Shabak, ordenó las torturas de los detenidos palestinos, una actividad expresamente prohibida por los Convenios de Ginebra, el Estatuto de Roma y la Convención Internacional contra la Tortura. La tortura es un crimen contra la humanidad.

En julio de 2002, el sospechoso formó parte de un grupo que ordenó el asesinato de Salah Shehadeh, comandante del ala militar de Hamás. El asesinato se llevó a cabo lanzando una tonelada de bombas sobre la casa de Shehadeh, que causaron la muerte de 15 personas, entre ellas 9 niños, e hiriendo a decenas más. Las ejecuciones extrajudiciales son crímenes de guerra según el Derecho Internacional. El bombardeo de barrios residenciales se considera un castigo colectivo.

El 10 de diciembre de 2008, se presentó una demanda en la Corte Penal Internacional de La Haya, Países Bajos, contra el sospechoso y 4 personas más, sobre la sospecha de que han cometido crímenes de guerra por ordenar el asedio de Gaza. En aquel momento, el sospechoso ostentaba el cargo de ministro de Seguridad Pública. Antes de esto, en julio de 2008, se presentó una denuncia en el Tribunal Superior de España bajo la sospecha de que había cometido un crimen de guerra por ordenar la ejecución de Salah Shehadeh. El tribunal español ha dictado una orden de detención del sospechoso.



Orden de detención: Carmi Gilon

Por violaciones del Estatuto de Roma y la Cuarta Convención de Ginebra

Descripción del sospechoso: hombre blanco, alrededor de 60 años, usa gafas. 
Carmi Gilon.



Desde 1995 hasta 1996, el sospechoso fue el jefe de los servicios de seguridad interna de Israel, también conocido como el Shabak (Servicio General de Seguridad). Durante su cargo ordenó la tortura de los detenidos palestinos, actividad prohibida por el Derecho Internacional y considerada un crimen contra la humanidad.

La tortura suele incluir: atar a una persona en posturas dolorosas de manera continuada durante horas, a veces días; atar capuchas con olor nocivo sobre la cabeza de la persona "mareando" al afectado; privar a la persona de sueño y alimentos; exponerla a bajas o muy altas temperaturas; encadenarla a una pequeña silla como medio destinado a inducir el dolor; someterla a ruido fuerte durante horas y el aislamiento de la persona del mundo exterior, a veces durante meses.

Según entrevistas concedidas por él mismo a diversos medios de comunicación después de finalizar su servicio, el sospechoso estuvo implicado personalmente en unos 100 casos de torturas a presos palestinos, algunos de los cuales fueron puestos en libertad sin juicio. En esas entrevistas, el sospechoso señala que apoya la tortura e incluso llamó al gobierno israelí y al Tribunal Supremo a continuar la política de la tortura. Esto está prohibido.

Varias organizaciones de derechos humanos en Israel y en el extranjero, entre ellas Amnistía Internacional, cuentan con testimonios de cientos de palestinos que fueron torturados duramente (de los mil que fueron torturados, pero no han dado testimonios). Las torturas se llevaron a cabo durante el tiempo en que el sospechoso fue jefe del Shabak.

En agosto de 2001, se presentó una demanda en Dinamarca sobre la participación del sospechoso en actos de tortura, por un grupo de abogados de derechos humanos y un grupo de palestinos que habían recibido asilo. La demanda se rechazó debido a que el sospechoso contaba con inmunidad diplomática en el momento, ya que estaba ejerciendo el cargo de embajador de Israel en Dinamarca.


Orden de detención: Dan Halutz

Por violaciones del Estatuto de Roma y la Cuarta Convención de Ginebra

 Dan Halutz
Descripción del sospechoso: hombre de piel color de oliva, de unos 60 años, altura media, pelo canoso, con gafas. 
El 12 de juli o de 2006, el sospechoso, como jefe del Estado Mayor, ordenó ataques aéreos contra las aldeas y ciudades de Líbano, sembrando destrucción y muerte durante 34 días. Esto está prohibido por el Derecho Internacional.

A raíz de los ataques aéreos, que provocaron la destrucción de la infraestructura y bienes necesarios para la supervivencia humana, casi 900.000 personas se vieron obligadas a abandonar sus hogares o a permanecer durante semanas sin refugio. A pesar de ello, el sospechoso siguió ordenando a sus pilotos que bombardearan Líbano varias veces, acabando con todo el barrio.

4 años antes, en julio de 2002, el sospechoso ordenó el lanzamiento de una tonelada de bombas que cayeron sobre una casa en Rafah, en Gaza, causando la muerte de 15 personas, entre ellas 9 niños, e hiriendo a decenas más.

En julio de 2008, después de la recolección de pruebas, testimonios y documentos, se presentó una denuncia ante el Tribunal Superior de España bajo la sospecha de que Halutz había cometido un crimen de guerra por ordenar el lanzamiento de una tonelada de bombas que cayeron sobre una casa en Gaza. El tribunal ha emitido una orden para su detención.



Orden de detención: Doron Almog

Por violaciones del Estatuto de Roma y la Cuarta Convención de Ginebra

Doron Almog
Descripción del sospechoso: hombre blanco, de unos 65 años, por encima de la altura media, pelo corto canoso, ojos azules. También conocido por su nombre anterior Doron Avrutzki. Se le ha visto recientemente en una empresa que invierte dinero en la industria de armas de Israel - Athlone Seguridad Global.
El 10 de enero de 2002, como jefe del Comando Sur, el sospechoso ordenó la demolición de 59 casas en Rafah, en Gaza ocupada, un acto que se considera un castigo colectivo según el Derecho Internacional y, por lo tanto, prohibido.

El 22 de julio de 2002, el sospechoso formó parte de un grupo que ordenó el lanzamiento de una tonelada de bombas que cayeron sobre una casa en Gaza para eliminar el palestino Salah Shehadeh. La explosión mató a 15 personas, entre ellos 9 niños. Docenas de personas resultaron heridas.

La demolición de viviendas, la expulsión de los residentes, el bombardeo de zonas residenciales, la matanza de civiles inocentes como política de ocupación se consideran violaciones del Derecho Internacional y están clasificados como crímenes de guerra.

En 2005, un tribunal británico emitió una orden para detener al sospechoso, sin embargo él eludido la captura. En julio de 2008, el Tribunal Supremo de España emitió una segunda orden para detener al sospechoso por su participación en el bombardeo de la casa en Gaza. España tiene tratados de extradición con todos los países de la UE.


Orden de detención: Eliezer Shkedy

Por violaciones del Estatuto de Roma y la Cuarta Convención de Ginebra
Descripción del sospechoso: hombre blanco, alrededor de 50 años, por encima de la altura media, pelirrojo, usa gafas.
Eliezer Shkedy

 El 12 de julio de 2006, el sospechoso era jefe del ejército del aire de Israel y, por lo tanto, responsable de miles de incursiones de cazas a reacción, que bombardearon zonas residenciales en Líbano. Los bombardeos, con cientos de toneladas de explosivos, dañaron más de 100.000 hogares. El ejército del aire, bajo su mando, atacó deliberadamente las estaciones de suministro de agua y energía eléctrica y destruyó escuelas, hospitales y clínicas. Los ataques aéreos mataron a centenares de personas y originaron que cientos de miles tuvieran que huir de sus hogares, convirtiéndose en refugiados sin refugio.

El bombardeo deliberado de barrios residenciales, así como la destrucción deliberada de viviendas, plantas de agua y electricidad e infraestructuras civiles esenciales, está estrictamente prohibido por el Derecho Internacional. Quien viola estas leyes se considera un criminal de guerra y culpable de crímenes de lesa humanidad.

Los c astigos colectivos y las ejecuciones extrajudiciales son acciones prohibidas por la Cuarta Convención de Ginebra y violaciones que pueden ser presentadas ante la Corte Penal Internacional de La Haya, Países Bajos.


Orden de detención: Gabi Ashkenazi

Por violaciones del Estatuto de Roma y la Cuarta Convención de Ginebra
Descripción del sospechoso: hombre de alrededor de 55 años, cabello negro, piel color de oliva y por encima de la altura media. El sospechoso está armado y podría ser peligroso.
Gabi Ashkenazi

El 27 de diciembre de 2008, el sospechoso, como Jefe de Estado Mayor, ordenó al ejército israelí el ataque de zonas densamente pobladas de la Franja de Gaza. Durante tres semanas, 1.500 toneladas de bombas se lanzaron desde el aire sobre barrios residenciales en Gaza y decenas de miles de proyectiles de artillería se dispararon desde tanques. Durante 3 semanas, el ejército dañó y destruyó casas, escuelas, hospitales, infraestructuras, plantas de agua y eléctricas, mató a más de 1.300 personas, cientos de ellos niños, e hirió a alrededor de 5.300 personas. Bombardearon miles de casas y 50.000 residentes se quedaron sin hogar, sin refugio.

Antes de esto, el sospechoso formó parte de un grupo que impuso un cerco a 1.500.000 personas en la Franja de Gaza, negándoles el suministro regular de alimentos, agua, medicinas, combustible y electricidad durante 18 meses.

Según el Derecho Internacional, está absolutamente prohibido bombardear zonas residenciales de manera que se interrumpa la vida de los civiles, llevar a cabo ejecuciones extrajudiciales, castigar colectivamente, destruir o dañar hospitales, escuelas y hogares. Las prohibiciones de los castigos colectivos están consagradas en los Convenios de Ginebra después del comportamiento de los nazis en Europa durante la Segunda Guerra Mundial, cuando se destruyeron aldeas enteras para castigar a los residentes que albergaban miembros de la resistencia. 194 países firmaron estas prohibiciones de la Cuarta Convención de Ginebra.

En diciembre de 2008, se presentó una denuncia en La Haya contra el sospechoso, por la sospecha de que había cometido crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad por haber ordenado el asedio de Gaza.

Descripción del sospechoso: hombre de alrededor de 55 años, cabello negro, piel color de oliva y por encima de la altura media. El sospechoso está armado y podría ser peligroso.






Soldados israelíes admiten que recibieron órdenes de "disparar a matar".



Un retocado reportaje que se publicó en Haaretz en lengua hebrea en el que se describe una "reunión" de soldados del Ejercito israelí para cambiar impresiones sobre sus experiencias de combate en la guerra de Gaza. Los testimonios de éstos testigos presenciales muestran las mentiras del Ejército israelí y sus adláteres, que nos vendían la imagen de un ejército imbuido de los más altos niveles de moralidad durante la guerra de Gaza.

La versión inglesa del artículo ofrece una versión truncada del original en hebreo.

A continuación traduzco las partes que se eliminaron en la actual versión inglesa de la historia, quizás las ediciones del jueves y el viernes incluyan la traducción de éste material, pero me gustaría que saliera ya a la luz para que la gente pueda leerlo.

Aquí está la introducción de la edición en lengua inglesa de hoy :

"Durante la Operación "Plomo Fundido" las Fuerzas Armadas israelíes mataron civiles palestinos bajo órdenes superiores muy permisivas y destruyeron sus propiedades intencionadamente" - declararon soldados que habían luchado en aquella ofensiva.

"Los soldados , graduados del curso preparatorio premilitar "Yitzhak Rabin" del Colegio- Academia Oranim de Tivon, hicieron éstas declaraciones el 13 de febrero del 2009.

Docenas de graduados de dicho Curso que participaron en la conversación, habían luchado en la operación militar de Gaza.

Entre los que intervinieron en el debate había pilotos de combate y soldados de infantería.
Su testimonio contradice las proclamas de las Fuerzas Armadas israelíes que aseguraban el respeto ético, por parte de las tropas, a los más altos niveles de comportamiento moral durante la operación militar.
La transcripción de la sesión fue publicada ésta misma semana en el Boletín de los graduados al Curso".

Aquí está la parte de la historia en lengua hebrea que no se tradujo (he omitido algunos párrafos por no ser sustanciales). " El francotirador vio a una mujer con unos niños que se aproximaba hacia él a través de unos terrenos por los que, según órdenes recibidas por él, no estaba permitido el paso a nadie. Les disparó directamente. En resumen, lo que sucedió finalmente es que los mató a todos. Les vio de repente cuando avanzaban, unas personas que caminaban por una zona por la que estaba prohibido pasar...no creo que se sintiera mal por ello ya que , desde su punto de vista, cumplió con su trabajo según las órdenes recibidas. La costumbre habitual entre mi gente (en situaciones similares) era la de acercarse y hablar con ellos (los civiles palestinos).

No sé como definirlo. Las vidas de los palestinos, por decirlo así, son algo mucho, mucho menos importantes que las vidas de nuestros muchachos. Así es como lo justifican ellos desde su perspectiva".

"Otro comandante de la misma compañía nos habló de un incidente en el que un oficial disparó y mató a una mujer adulta palestina que caminaba por una carretera a unos 100 metros de una casa capturada por la patrulla.

Según dijo, se vio obligado a discutir con ese oficial superior sobre los términos tan laxos establecidos respecto a cuando disparar, ya que esa normativa permitía "limpiar" las casas disparando los rifles sin previo aviso a sus habitantes.

Después de que las órdenes fueran cambiadas, los soldados bajo las órdenes de dicho oficial, protestaron por ello, argumentando que "tenían que matar a cada ser humano que encontraran. Cualquiera que estuviera allí era un terrorista".

Según estas mismas declaraciones : "Ninguno de los capitanes encontraba sentido a esas órdenes, lo veían ilógico (la orden de abrir fuego contra todo lo que se moviese) pero no dijeron nada.

O lo de escribir frases en las paredes como "muerte a los árabes", coger las fotos familiares y escupir sobre ellas, quemar las posesiones de las familias...tan sólo porque podíamos hacerlo...

Creo que lo principal es comprender hasta qué punto el Ejército israelí ha fallado en cuestiones éticas. Por mucho que afirmemos que las Fuerzas Armadas israelíes son un ejército ético, digamos que eso no se corresponde con la realidad, por lo menos a nivel de regimiento.

Y esto es lo que quedará, sobre todo en mi memoria."

El jefe del programa de formación preparatoria, Danny Zamir, declaró que él no conocía de antemano lo que iban a contar los soldados en la conferencia y que el contenido de sus declaraciones les había dejado "de piedra". Se reunió con el jefe de Estado Mayor y le advirtió de su temor a que se produjera una seria degradación ética en el Ejército.

Zamir sacó la impresión de que las Fuerzas Armadas tenían la intención de tratar el asunto muy seriamente.

" No tratan de taparlo"- aseguró.

Un portavoz del Ejército nos dio ésta respuesta :

"En vista de lo expresado por Danny Zamir al Jefe de Estado Mayor, se convocó un encuentro entre éste y el oficial Jefe de formación, que le presentó informes de todas las actividades desarrolladas antes, durante y después de la operación militar, destinadas a infundir comportamientos éticos de combate entre las tropas y los oficiales.

El oficial Jefe de formación añadió que el Ejército israelí estaba preparando una investigación profunda e importante y que se animaba a los oficiales a debatir sobre esos temas.

Que el Ejército no tenía constancia de nada que confirmara esos hechos, y que se investigaría si eran ciertos en caso necesario.

La Organización de Derechos Humanos "Yesh Din" pidió anoche al Fiscal jefe militar y al asesor legal del Gobierno que anunciaran la formación de un equipo externo para investigar esos incidentes.

La Organización declaró más adelante que era necesario proporcionar a dicho equipo las herramientas legales necesarias para poder imputar acusaciones criminales, cuyo claro propósito fuese establecer culpas y responsabilidades.

"Hasta ahora, mes y medio después de la operación militar, no se ha abierto ni una sola investigación criminal, a pesar de existir cientos de testimonios que levantan amplias sospechas sobre la comisión de violaciones de leyes de guerra y crímenes de guerra.

Estos testimonios publicados lanzan negras sombras, no sólo sobre los soldados que participaron, sino sobre los jefes superiores que crearon esas normas de obligado cumplimiento acerca de cuando abrir fuego.

Como después ha quedado claro, en fechas recientes (en referencia a la imputación al Presidente del Sudán) en caso de que el Estado de Israel no investigue sus propios abusos, otras naciones lo harán por ellos."

Lo que más me asombra de lo anterior es ese anhelo casi nostálgico por parte de Zamir y de las tropas, por unas Fuerzas Armadas verdaderamente éticas, rememorando épocas anteriores, cuando esas cosas se tomaban mucho más en serio (supuestamente). Todo palabrería bien pagada, palabras huecas, buenas intenciones...pero como sabe cualquier observador serio del Ejército israelí, las palabras se las lleva el viento. Los hechos son los hechos, y los hechos del Ejército israelí en Gaza y su negativa a investigarlos, nos dicen mucho de lo que ese ejército valora la ética.

Algo de la parte final, versión completa, de ésta historia, en la que el ejército y Zamir comparten su profunda preocupación por la violación de la ética, me parece un bien elaborado montaje destinado a esos impresionables muchachos que fueron testigos de los terribles sucesos de Gaza.

Su finalidad parece ser más la de tranquilizar conciencias atormentadas que la de hacer justicia.

Para el ejército israelí la justicia es : un palestino muerto y un judío vivo... lo demás son zarandajas.





Fuente: IDF soldiers admit 'shoot to kill' orders against Gaza civilians

sábado, 29 de noviembre de 2014

Sionismo: un nacionalismo anormal





“El objetivo final… consiste en apoderarse con el tiempo de la Tierra de Israel y devolver a los judíos la independencia política de la que han estado privados durante esos 2000 años… Si es necesario los judíos se levantarán en armas y declararán que son los dueños de su antigua patria.”
Vladimir Dubnow, 1882



La mejor manera de describir el sionismo es como un nacionalismo anormal. Este hecho singular ha dado lugar a una historia de profundos conflictos entre Israel –en alianza con estados occidentales– y el islam sociocultural o islamato [1].
---[1] El autor utiliza repetidamente la palabra inglesa Islamate, que podríamos traducir por islamato, para referirse al universo sociocultural nacido a la sombra el Islam, pero enfocado desde un punto de vista laico, no religioso.---
El nacionalismo judío era anormal por dos razones. Carecía de hogar: no poseía una patria. Los judíos de Europa no eran una mayoría ni controlaban ningún territorio que hubiese podido servir de base para un Estado judío. No existe ningún otro movimiento nacionalista de memoria reciente que iniciase su andadura con un déficit parecido, es decir, sin patria.

También podría decirse que tampoco el nacionalismo judío era una nación. Los judíos eran un conjunto religioso formado por comunidades dispersas en muchas regiones y países, algunas de ellas sólo ligeramente conectadas entre sí, pero que compartían las tradiciones religiosas o una identidad provenientes del judaísmo. A lo largo de los siglos, los judíos habían sido educados en el convencimiento de que un mesías nombrado por la divinidad los devolvería a Sión; pero ese mesías nunca apareció o, cuando lo hizo, su incapacidad para cumplir tal cometido "probó" que era un falsario. Además, mientras que los judíos rezaban para que apareciese el mesías, ignoraban cuándo su llegada tendría lugar. Más aún, a partir del siglo XIX los judíos reformistas han interpretado de forma metafórica su cualidad de pueblo elegido. Max Nordau se quejaba amargamente de que para el judío reformista “la palabra Sión tiene tan poco significado como la palabra dispersión… Niega que exista un pueblo judío y que él sea uno de sus miembros.”

Dado que el sionismo era un nacionalismo sin patria ni nación, sus protagonistas se vieron obligados a crear ambas. Para compensar el primer déficit, los sionistas necesitaban expropiar territorio perteneciente a otro pueblo. Dicho de otra manera, todo nacionalismo sin patria es por necesidad una empresa de conquista y –si además es excluyente– de limpieza étnica. Al mismo tiempo, los sionistas debían iniciar la creación de una nación judía a partir de heterogéneos colonos judíos que irían reuniendo en su recién creada patria. Como mínimo necesitaban crear un núcleo de judíos deseosos de instalarse en Palestina y comprometidos en la creación de las infraestructuras de una sociedad judía y de un Estado en Palestina. Durante muchos años, este núcleo fue pequeño, puesto que los judíos preferían la asimilación y la revolución en Europa antes que la empresa colonial en Palestina.

Una nación judía sólo podría empezar a crecer en torno a este pequeño núcleo si los sionistas eran capaces de demostrar que su proyecto no era una quimera. El plan sionista evolucionó desde quimera a realidad cuando se cumplieron tres premisas: la imposición de estrechas restricciones inmigratorias en la mayoría de los países occidentales a partir de la primera década del siglo XX, la Declaración de Balfour de 1917 y la llegada al poder de los nazis en 1933. Como resultado de ellas, cuando los judíos europeos empezaron a huir de la persecución nazi, prácticamente no tenían otro lugar adonde ir, salvo a Palestina.

En su empresa de creación de un Estado judío en Palestina, los sionistas no podían dejar las cosas a medias. No podían ni tampoco querían introducir judíos como un elemento demográfico más en el territorio conquistado, ya que buscaban establecer un Estado judío en Palestina; éste ha sido siempre su objetivo. Oficialmente, nunca reconocieron que la creación de un Estado judío debía verse precedida, acompañada o seguida, de limpieza étnica. Sin embargo, los documentos hoy disponibles establecen con claridad que estaban determinados a convertir Palestina en un territorio “tan judío como inglés es Inglaterra”. Si no podían sobornar a los palestinos para que se fuesen, habría que obligarlos a hacerlo.

A mediados del siglo XX los sionistas estaban determinados a restablecer un colonialismo exclusivista de épocas más tempranas, a repetir la historia supremacista de los colonos blancos en América y Oceanía. Sea cual sea la época histórica que se utilice para compararlo, y más aún en la época de la descolonización, el proyecto sionista era radical en lo relativo al destino que había planeado para los palestinos: su erradicación completa o casi completa de Palestina. Un proyecto tan temerario y anacrónico sólo podía ser fruto de un orgullo desmedido, de un profundo desprecio racial por los palestinos y del convencimiento de que dicho pueblo “primitivo” carecería de capacidad para oponerse a su propia desposesión.

Pero los sionistas se enfrentaban a otro reto. Debían convencer a los judíos de que son una nación, una nación judía que, debido a su antigüedad, merecía tener su propio Estado más que cualquier otra nación en el mundo, un Estado judío en Palestina. Por lo tanto, los judíos tenían el deber de esforzarse en crear dicho Estado judío prestando su apoyo al sionismo y, sobre todo, emigrando a Palestina. Muchos judíos de los países desarrollados occidentales mostraban poco interés en convertirse en pioneros judíos en Palestina; sus vidas habían mejorado enormemente con respecto a las dos o tres generaciones anteriores y no preveían ninguna amenaza antisemita en lo inmediato. Por su parte, las vidas y las propiedades de los judíos de la Europa oriental sí que estaban amenazadas por los antisemitas, pero también preferían emigrar a países más seguros y prósperos de la Europa occidental, al continente americano, a Sudáfrica y a Australia. El empeño de persuadir a los judíos para que fuesen a Palestina resultó ser mucho más difícil que el de posibilitar una colonización judía ilimitada en dicho territorio. Por ello, el sionismo necesitaba de un antisemitismo mucho más potente que el de principios de la década de los años treinta del pasado siglo.

Los sionistas habían comprendido desde siempre que su movimiento debía basarse en el miedo al antisemitismo. Confiaban bastante en que nunca les faltaría dicha ayuda, en especial por parte de los antisemitas de la Europa oriental. Más aún, una vez que los sionistas anunciaron un programa político destinado a liberar Europa de sus judíos, ¿acaso los antisemitas iban a desistir en su empeño justo cuando algunos judíos estaban suplicando su ayuda para irse de Europa? Fue un regalo caído del cielo para los antisemitas. Una vez que los sionistas lograron también implicar a los antisemitas de mesianismo camuflado –los sionistas cristianos–, dicha alianza se volvió más amplia y duradera. Juntos, a través de su continuo apoyo a Israel, tales aliados sentaron las bases de un profundo conflicto con el islamato.

El sionismo fue un grave asalto a la historia de la resistencia global al imperialismo que estaba teniendo lugar mientras que los colonos judíos sentaban las bases de su Estado colonial en Palestina. Los sionistas pretendían abolir las realidades establecidas por el islam en Oriente Próximo durante los trece siglos anteriores. Pretendían sustituir la demografía de Palestina, insertar una presencia europea en el corazón del islamato y servir como avanzadilla de los poderes occidentales en su intento de dominación de Oriente Próximo. Los sionistas sólo podrían alcanzar el éxito si combinaban las fuerzas del Occidente cristiano y judío en un ataque que casi con toda certeza sería considerado como una nueva Cruzada, destinada a marginar a los pueblos de cultura islámica de Oriente Próximo.

La presunción de que el reto sionista al Oriente Próximo quedaría sin respuesta era descabellada. Los sionistas habían logrado imponer su Estado judío en territorio culturalmente islámico debido a un golpe de suerte y a otros factores que lo favorecieron. En aquellos momentos, el mundo islámico vivía su período de mayor debilidad en muchas décadas, tras la destrucción del imperio otomano; pero incluso el débil imperio otomano había resistido durante más de veinte años a las presiones sionistas para que les permitieran la creación de un Estado judío en Palestina. La primera ola de resistencia árabe contra Israel –liderada por nacionalistas laicos de las incipientes clases burguesas– carecían de estructura para iniciar una guerra popular. Aprovechándose de tal debilidad árabe, Israel desmanteló rápidamente ese movimiento nacionalista, cuyas clases dirigentes empezaron a hacer compromisos con Israel y sus aliados occidentales. Este retroceso de la resistencia fue algo temporal.

La resistencia nacionalista árabe sería lentamente reemplazada por otra surgida de sus raíces islámicas; este retorno a las ideas y a las estructuras iniciales sentaría las bases de una resistencia más amplia, profunda, multiestructurada y mucho más tenaz que la anterior. Las ambiciones israelíes de establecer su hegemonía en los territorios centrales del islam sociocultural garantizaron la aparición de esta nueva respuesta. El rápido colapso de la resistencia nacionalista árabe frente a las victorias israelíes aseguró la emergencia de una respuesta más profunda y con mayor celeridad. Debido a ello, Israel hoy se enfrenta –en alianza con dirigentes árabes– a todo el islam sociocultural, una enorme masa humana determinada a destruir dicha alianza. Si consideramos que el islam sociocultural es hoy en día una comunidad mundial demográficamente mayoritaria en una región que se extiende desde Mauritania a Mindanao –compuesta por 1.500 millones de miembros cuya tasa de crecimiento excede la de cualquier otra colectividad– resulta fácil comprender la amplitud de esta resistencia del islamato frente a la imposición sionista.

En la época que precedió al auge de los nazis, el ideario sionista –incluso desde un punto de vista judío– era una afrenta a más de dos milenios de su propia historia. Los judíos habían empezado a emigrar a los lugares más remotos del Mediterráneo mucho antes de la segunda destrucción del Templo. En dichos lugares se asentaron y convirtieron a la fe judía a muchos pueblos locales. A lo largo del tiempo, las conversiones al judaísmo establecieron comunidades judías aún más lejos, más allá del mundo mediterráneo. Sin embargo, en la última década del siglo XIX un pequeño pero determinado conciliábulo de judíos europeos propusieron un plan para abrogar la historia de comunidades judías mundiales que había existido durante miles de años. Estaban determinados a obtener lo que los peores antisemitas no habían logrado: vaciar Europa y Oriente Próximo de su población judía y trasladarla a Palestina, un territorio con el que tenían una conexión espiritual –de la misma manera que los musulmanes de Bangladesh, Bosnia y Burkina Faso se sienten conectados con La Meca y Medina–, pero con la que sus conexiones raciales o históricas eran inexistentes o, como mucho, exiguas. ¿Era la persecución de los judíos en la Europa anterior a la última década del siglo XIX una causa suficiente para justificar un reordenamiento tan radical de la geografía humana de las poblaciones judías del mundo?

Pero otra peculiaridad del sionismo no auguraba nada bueno. Contrariamente a otros colonos blancos, los colonos judíos carecían de una madre patria natural, de un Estado judío que pudiese apoyar su colonización en Palestina. Ante una ausencia como ésta, la carrera de cualquier colonialismo hubiera terminado de forma prematura. Para suplirla, los sionistas se hicieron con el apoyo económico, político y militar de buena parte del mundo occidental. No fue una conspiración, pero se debió a la peculiar posición que los judíos habían llegado a ocupar en el imaginario, la geografía, la economía y las políticas del mundo occidental a finales del siglo XIX.

Los sionistas lograron en primer lugar el apoyo de los judíos occidentales, muchos de los cuales a mediados del siglo XIX eran miembros de los estamentos sociales más influyentes. A lo largo del tiempo, conforme los judíos occidentales fueron gravitando hacia el sionismo, su apabullante poderío financiero e intelectual se puso a la disposición de los colonos judíos en Palestina y los colonos judíos elegían a sus líderes –en los ámbitos de la política, la economía, la industria, la tecnología civil y militar, la organización, la propaganda y la ciencia– en los mejores estamentos de Europa. No cabe la menor duda de que los colonos judíos aventajaban a los palestinos y a los árabes circundantes en el enfrentamiento. Ningún otro grupo colonial, ya sea contemporáneo de los sionistas o del siglo XIX, gozó de tantas ventajas frente a los autóctonos.

La contribución de los judíos prosionistas occidentales al éxito a largo plazo del sionismo fue muy importante. Movilizaron sus recursos –como miembros bien situados de las elites financiera, intelectual y cultural– para promover la causa del sionismo, silenciar cualquier crítica a Israel y generar presiones políticas internas que asegurasen el apoyo de los poderes occidentales a Israel. En otras palabras, la habilidad sionista para reclutar aliados occidentales dependió de la peculiar posición que los judíos ocupaban en el imaginario, los prejuicios, la historia, la geografía, la economía y las políticas de las sociedades occidentales.

Los judíos han tenido siempre una relación especial con el Occidente cristiano; eran especiales incluso como objetos del odio cristiano. El judaísmo siempre ocupó la poco envidiable posición de ser una religión progenitora cuyo retoño nació por herejía. Durante muchos siglos, los cristianos consideraron desdeñosamente a los judíos, que hasta entonces habían sido el “pueblo elegido” de Dios, por haber rechazado a Jesucristo. Sin embargo, incorporaron las escrituras judías en su propio canon religioso (el Antiguo Testamento). Esta tensión constituye el núcleo de la ambivalencia occidental con respecto a los judíos; es también una de las fuentes principales del perenne odio que algunos cristianos han sentido hacia los judíos.

Además, a partir del siglo XV, los protestantes iniciaron una nueva relación con el judaísmo y los judíos. En muchos aspectos, los protestantes se inspiraron de la Biblia hebrea, empezaron a leerla literalmente y prestaron más atención a sus profecías de tiempos remotos. En particular, la teología de los puritanos ingleses asignó un papel especial a los judíos en su escatología. Los judíos deberían congregarse en Jerusalén antes de la segunda llegada de Jesús; más tarde, dicha escatología fue adoptada por los evangelistas ingleses, que la llevaron a Usamérica. A lo largo del tiempo, con los recientes éxitos del sionismo, los evangelistas se han ido convirtiendo en sus más ardientes partidarios de Usamérica. La otra cara de la moneda del sionismo evangelista es un odio virulento contra el islam y los musulmanes.

Pero lo que de verdad abrió la vía de la influencia sionista sobre la política de varios Estados occidentales clave fue la entrada de los judíos en la sociedad europea dominante, sobre todo durante el siglo XIX. Los sionistas utilizaron hábilmente la presencia judía en las filas de las elites europeas para establecer una competición entre los grandes poderes occidentales –especialmente Gran Bretaña, Alemania y Francia– por obtener el apoyo judío en sus guerras interestatales y socavar los movimientos radicales en Europa, que también terminaron dominados por judíos. Desde la Segunda Guerra Mundial los judíos prosionistas fueron lentamente construyendo una red de organizaciones, desarrollando su retórica y alcanzando posiciones de liderazgo en importantes sectores de la sociedad civil usamericana, hasta que lograron definir los parámetros con los que Usamérica funciona en Oriente Próximo.

Sin proponérselo, parece que los judíos prosionistas se encontraron a su disposición un rico plantel de energías negativas en Occidente con el que reforzar su propio proyecto. La convergencia de sus intereses con los de los antisemitas fue quizá lo más provechoso. Los antisemitas querían que los judíos se fueron de Europa y los sionistas también. El antisemitismo se convirtió asimismo en el principal sustrato del nacionalismo judío que los sionistas querían crear. Además, lograron apoyos a su proyecto apelando a la intolerancia religiosa occidental contra los musulmanes, así como a su sesgo racista contra los árabes como seres “inferiores” y ajenos a la raza blanca.

Los sionistas reivindicaron asimismo que su proyecto estaba estrechamente alineado con los intereses estratégicos de los poderes occidentales en Oriente Próximo. Esta pretensión había perdido su validez a finales del siglo XIX, cuando Gran Bretaña se estableció firmemente en Egipto y era el poder dominante en el Océano Índico. De hecho, la inserción de un Estado colonizador judío exclusivista en la matriz geográfica del islamato no tenía más remedio que provocar olas de resistencia en los pueblos musulmanes. Los intereses occidentales en el islamato no se posicionaron junto al proyecto sionista. Pero una vez creado el Estado de Israel, provocó sentimientos antioccidentales en Oriente Próximo, que los sionistas se encargaron convenientemente de profundizar para, a continuación, ofrecerlos como pretexto con el fin de que Occidente los apoyase y armase con vistas a proteger sus intereses contra los árabes y contra las amenazas islámicas.

Israel fue el producto de una asociación entre judíos occidentales el Occidente cristiano que a primera vista parece improbable. Fue la potente alquimia de la idea sionista lo que produjo y sostuvo dicha asociación. El proyecto sionista de crear un Estado judío en Palestina logró convertir a dos antagonistas históricos, judíos y gentiles, en aliados unidos en una empresa imperialista común contra el islam sociocultural. En épocas distintas, los sionistas han utilizado a su favor todas las energías negativas de Occidente –su imperialismo su antisemitismo, su celo de cruzados, su intolerancia antislámica y su racismo– para dirigirlas hacia un nuevo proyecto, la creación de un Estado vicario occidental en el corazón del islamato. Al mismo tiempo, Occidente podía sacar considerables beneficios del éxito del proyecto sionista. Las sociedades occidentales podían adueñarse de los triunfos de su Estado colonial como si fuesen suyos; podían deleitarse ayudando a “salvar” al pueblo judío; podían sentir que habían sabido dejar atrás sus antecedentes antisemitas y que, por fin, habían dado su merecido a los árabes y turcos por sus viejas conquistas de tierras cristianas. Israel poseía una maravillosa capacidad para alimentar diversas necesidades egotistas de Occidente.

En su calidad de sustrato facilitador de la entrada de los judíos en el escenario de la historia mundial, el proyecto sionista fue un golpe de genio. Dado que los judíos eran influyentes pero carecían de un Estado, los sionistas utilizaron el poder occidental como palanca para su propia causa. Conforme se fue desplegando el plan sionista, infligiendo dolor en el islam sociocultural, provocando odio en éste hacia occidente y los judíos, las complementariedades entre los dos antiguos adversarios se fueron profundizando y, con el tiempo, aparecieron nuevas causas comunes, descubiertas o creadas, entre estas dos ramas antagonistas de la historia occidental. En Usamérica, el movimiento sionista alentó a los cristianos evangelistas –que consideraron el nacimiento de Israel como el cumplimiento de profecías milenarias– a convertirse en partidarios fanáticos de Israel. Occidente había calcado hasta la fecha sus ideas e instituciones de las de Roma y Atenas; tras los éxitos sionistas, se metamorfoseó en una civilización judeocristiana y escogió sus principios y su inspiración en el Antiguo Testamento. Este nuevo marco no sólo subrayó las raíces judías del mundo occidental, sino que también se esforzó en resaltar al islam como un intruso, el eterno adversario opuesto a ambos.

El sionismo debe sus éxitos principalmente a esta extraña asociación. Los sionistas no pudieron crear un Estado judío en Palestina sobornando a los otomanos para que les diesen carta blanca en la colonización de Palestina. A pesar de sus ofertas de préstamos, inversiones, tecnología y destreza diplomática, Theodore Herzl se vio repetidamente rechazado por el sultán otomano. Todavía es menos probable que los sionistas hubieran podido movilizar un ejército judío para invadir y ocupar Palestina frente a la oposición otomana y árabe. La asociación sionista contra Occidente fue indispensable para la creación de un Estado judío.

Esta asociación fue también fatídica. Produjo una poderosa nueva dialéctica que ha animado a Israel –como centro político de la diáspora judía y principal avanzadilla de Occidente en el corazón del mundo islámico– a incrementar paulatinamente su agresividad en sus designios contra el islam sociocultural. Por su parte, un islam fragmentado, débil y humillado, cada vez más resentido y determinado tras cada derrota a manos de Israel, se ha visto abocado a abrazar ideas y métodos más radicales para recuperar su dignidad, su totalidad y su poder, a la búsqueda de alcanzar esta recuperación mediante el poder de ideas islámicas. Está dialéctica desestabilizadora ha conducido en la actualidad a Occidente a una confrontación directa contra el islam sociocultural. Esta es la tragedia de Israel. Se trata de una tragedia cuyas ominosas consecuencias, incluidas las que todavía están por llegar, estaban ya impregnadas en la idea original de un Estado exclusivista judío en Palestina.



[1] El autor utiliza repetidamente la palabra inglesa Islamate, que podríamos traducir por islamato, para referirse al universo sociocultural nacido a la sombra el Islam, pero enfocado desde un punto de vista laico, no religioso.

Fuente: http://palestinethinktank.com/2009/08/26/m-shahid-alam-zionism-an-%E2%80%98abnormal%E2%80%99-nationalism/

Un Estado criminal que debe ser aislado




Israel está totalmente furioso por la publicación esta semana del informe de la Comisión Goldstone, que acusa al régimen de apartheid, de cometer crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad en la Franja de Gaza durante el sangriento bombardeo contra el territorio costero palestino hace casi nueve meses.

Los oficiales israelíes y médicos hasbara han estado en contra de Goldstone, que es a la vez judío y sionista, en la medida de lo acusaron de "antisemitismo", un arma cada vez más obsoleta e ineficaz a la que recurre la propaganda israelí cuando las otras herramientas no funcionan.

Benjamín Netanyahu, el extremista Primer Ministro del régimen sionista, incluso ha pedido al enviado especial de EE.UU. en el Medio Oriente George Mitchell, ayuda en el tema, especialmente en el ámbito americano, con el fin de frenar las consecuencias del informe.

Mientras tanto, Israel se ha embarcado en una frenética campaña de propaganda para desacreditar el informe. En el pasado, Israel tuvo éxito presentándose a la opinión pública occidental por unos medios de comunicación –frecuentemente controlados por judíos- que ayudaron a difundir una efectiva narrativa sionista. De este modo, en los medios de comunicación lo blanco se volvió negro, y la gran mentira una verdad "virtual", glorificada por millones de occidentales crédulos por no sobrecargarse con la tarea de encontrar la "verdad real".

Ahora, Israel se enfrenta a una tarea cuesta arriba para hacer el mismo trabajo con éxito.

En primer lugar, el informe Goldstone es, en general, un gran trabajo profesional. Su informe está casi totalmente desprovisto de excesos retóricos y presenta los hechos y como hechos sin ningún tipo de interpretación tendenciosa.

Por lo tanto, las insinuaciones de anti-semita hechas por funcionarios de Hasbará de Israel deben ser tratadas nada más que como tácticas de distracción destinadas a evadir los hechos. De hecho, la propia hija de Goldstone ha sido citada por la prensa israelí, diciendo que si su padre no hubiera estado al frente de la comisión investigadora, el informe hubiese condenado a Israel mucho más duramente.


En segundo lugar, casi todas las comisiones de derechos humanos creíbles, entre ellas Amnistía Internacional, Human Rights Watch y B'tselem incluso el propio Israel habían alcanzado más o menos las mismas conclusiones sobre el bombardeo de diciembre-enero, es decir, que Israel a sabiendas y deliberadamente, atacó a civiles inocentes.



Incluso más, numerosos soldados israelíes que participaron en el ataque prácticamente genocida contra el enclave casi completamente sin protección han testificado que habían recibido instrucciones de disparar y matar a civiles inocentes, incluyendo a las personas con banderas blancas. Como observador de la conducta de Israel durante muchos años, no tengo ninguna duda de que los líderes israelíes saben que han cometido crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. Después de todo, muchos militares israelíes y funcionarios políticos son criminales de guerra de buena fe, y que serían puestos tras las rejas en cualquier país ateniéndose a las mínimas normas cívicas y de decencia humana.

Sin embargo, lo que estos criminales de guerra piensan, al menos privadamente, es que los Judíos no deben estar sujetos a las mismas reglas de guerra que se aplican a otras naciones. Por lo tanto, ellos no ven el asesinato masivo, colectivo y deliberado de civiles inocentes como "mal".

De hecho, hace unos días, un ministro del gabinete israelí urgía a la comunidad internacional a concederle un trato especial en lo relativo a la conducción de la guerra, probablemente uno que permitiría la ocupación israelí y que los terroristas judíos paramilitares pudieran asesinar impunemente.

Creo firmemente que la comunidad internacional debe adoptar una postura moralmente y estricta contra Israel. En el análisis final, los crímenes de guerra y los crímenes contra la humanidad no pueden ser tratados como diabólicos en lugares como la Alemania nazi y la ex Yugoslavia, mientras que son ignorados o rechazados como "polémicos" cuando se trata de Israel.

Por estas razones, las recomendaciones del informe de la Comisión Goldstone deben ser presentadas en la Corte Internacional de Justicia de La Haya lo antes posible.

Por otra parte, las naciones civilizadas de todo el mundo deben actuar sobre este grave problema de la criminalidad de Israel tratándolo como un estado paria, al menos hasta que se haga justicia y se tomen medidas para evitar la repetición de la embestida nazi.

Es cierto que Israel no es el antiguo régimen de apartheid de Sudáfrica que fue forzado a terminar con éxito. Sin embargo, es mucho lo que se puede hacer para evitar que la entidad criminal de burle del derecho internacional y los derechos humanos fundamentales, incluido el derecho a la vida, del pueblo palestino.

Una forma de hacer esto es compilar una lista completa de todos los criminales de guerra israelíes, desde soldados rasos hasta el Ministro de Defensa, que participaron en las atrocidades de Gaza.

Estos presuntos criminales de guerra deben ser detenidos a su llegada a cualquier país. Y si hay pruebas convincentes de acusarlos, deben ser enviados a La Haya para hacer frente a sus crímenes ante un tribunal internacional. Nosotros simplemente debemos perseguir a sus asesinos y reducir sus horizontes tanto como sea posible, hasta que sean capturados y obligados a pagar por sus crímenes.

El informe Goldstone recomendó que Israel iniciase inmediatamente una investigación seria sobre el crimen de guerra en Gaza. Sin embargo, está muy claro que esta recomendación lleva consigo una gran cantidad de ingenuidad, si no de hipocresía. De hecho, uno no tiene que ser un experto en Israel para darse cuenta que el sistema de justicia israelí es un sello virtual en manos de la institución militar-política. Además, sería insensato esperar que Israel, un estado que ha estado asesinando palestinos, destruyendo sus hogares, y robando sus tierras desde tiempo inmemorial, de repente les conceda justicia y se transforme en un estado decente, donde la justicia se lleve a cabo independientemente de la identidad de la víctima y el victimizador.


Para ser honesto, Israel es un caso irremediable de opresión y criminalidad, un estado tan enfermo y tan criminalmente dirigido que no tiene sentido apelar por ningún sentido de justicia que ni siquiera se podría pensar que sus líderes políticos y militares tienen.

Otros dos puntos que me gustaría hacer en este sentido. En primer lugar, es sumamente imprescindible hacer a Israel responsable de estos crímenes. Porque de lo contrario, si el mundo permite a Israel salir con impunidad, el bombardeo de diciembre-enero parecerá un inofensivo juego de niños en comparación con la guerra genocida que viene.

Por lo tanto, el mundo nunca jamás debería permitir que esta entidad despreciable desensibilice la poca apariencia moral que la comunidad internacional aún tiene. Un punto más, este problema adquiere una significación especial, porque no es ningún secreto que los palestinos dependen para su supervivencia física de la buena voluntad y el poder moral de los pueblos del mundo. Por lo tanto, la conciencia moral del mundo no puede dormirse ni un momento, no sea que suceda lo impensable.

El segundo punto es la forma totalmente inadecuada en la que la Autoridad Palestina ha tratado esta cuestión. De hecho, como una entidad que dice representar al pueblo palestino, la Autoridad Palestina debería haber encabezado los esfuerzos para exponer, incriminar y criminalizar a Israel.

Sin embargo, el hecho de que la Autoridad Palestina sólo se contentó con algunas declaraciones lacónicas acerca de la responsabilidad israelí por crímenes de guerra en Gaza pone de manifiesto la bancarrota moral y política del régimen de PA.

Bueno, ¿cómo puede el pueblo palestino realmente esperar que estos flamantes "líderes" que temen llamar a Israel por su nombre real vayan a poder liberar Jerusalén y permitir la repatriación de los refugiados a su tierra ancestral?





Fuente del original: A criminal state that must be isolated, boycotted