No señalan tampoco como contrario a la justicia y a la paz que los palestinos viven expuestos continuamente a ser atacados por uno de los ejércitos más poderosos del mundo, sin que la ONU, ni el Cuarteto para Oriente Medio, ni la “comunidad internacional” hagan otra cosa que lamentar lo que llaman algunas acciones excesivas por parte de Israel en propia defensa, animar a los palestinos a seguir con las conversaciones de paz con su torturador en vez de apoyar su derecho legítimo a la resistencia o, mejor aún, impedir a éste que siga agrediendo impunemente durante décadas y dar dinero a algunos dirigentes palestinos para que mantengan al pueblo bien embridado, de forma que Israel no tenga que hacerlo ante los ojos del mundo.
Todo está contra de los palestinos, sí, pero con todo y con eso, no ceden, no abandonan, más bien se suceden las intifadas, incluso sin haberse recuperado del demencial castigo sufrido hace apenas un año y cargando con el habitual desde hace más de sesenta años.
No hay duda de que están dispuestos a resistir y a morir antes que a dejar la tierra a los ladrones sionistas y sus secuaces. Los sionistas lo saben por experiencia, pero se obstinan en creer que su poder militar y su amistad con Estados Unidos y la Unión Europea les permitirán expulsar a todos los palestinos o matarlos si es preciso.
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