Quizá, pensé entonces, tal indiferencia u olvido para rescatar ese pasado testimonial, que tan premonitorio fue en la necesidad de combatir al fascismo, se debiera a la insignificancia social del vigente Partido Comunista de Israel, pero no es así del todo. Ocurre con el viejo PC de Palestina –como con otras entidades y asociaciones cívicas comprometidas con una solución pacífica y justa al largo y sangriento conflicto que se vive en aquella región, y de las que sólo excepcionalmente tenemos noticia como no sea a través de los medios alternativos– que no es objetivo de interés informativo convencional, como la materia histórica de la que Torbiner se ha hecho por fin mensajero. Ni siquiera cuando se cumple en 2009 el nonagésimo aniversario de su fundación. Más que por ese motivo, sin embargo, los comunistas judíos podrían haber sido noticia por hechos de más viva e infausta actualidad, como los derivados de la masacre de Gaza, de la que ahora se va a cumplir un año.
El PC de Israel y su frente Hadash, según su secretario general, el escritor Mujammad Nafa’h, son las únicas fuerzas políticas del país que se enfrentaron a la invasión. Ni eso, ni varias manifestaciones multitudinarias que tuvieron lugar en Sajnin y Tel-Aviv contra la criminal ofensiva dispusieron de una mínima cobertura en la gran prensa. Como no la tiene la postura sustentada por el Partido Comunista de Israel desde 1947, basada en la existencia de dos Estados para dos pueblos y el apoyo al derecho de autodeterminación del pueblo palestino, con soberanía estatal sobre los territorios ocupados por Israel en 1967 y teniendo a Jerusalén oriental como capital. Fundamenta Mujammad Nafa’h el alto nivel de apoyo (70%) que la sociedad israelí dispensó a la invasión de Gaza en dos razones.
Tanto desde el Gobierno como desde los grupos de extrema-derecha, oficialmente descontrolados, se está dando un creciente hostigamiento del que son víctimas la minoría nacional árabe-palestina y los sectores de la izquierda consecuente. El secretario general del PCI no tiene reparo en afirmar que bajo la dirección del partido chauvinista de Yvette Liberman Israel Beiteinu (Israel es nuestra Casa) se ha desatado una campaña racista contra la población árabe y que existe un riesgo verdadero de avance fascista en la sociedad israelí. Es de recordar, en relación con denuncias de este carácter que tan ingratas han de ser para quienes pretenden esconder la realidad política y sociológica de aquel país bajo las pautas codificadas que determinan los canales mediáticos convencionales, que hace seis años el anterior secretario general del Partido Comunista de Israel, Issam Majul, salió milagrosamente ileso de un atentado que pretendió acabar con su vida mediante una bomba colocada en los bajos de su coche.
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