Rafi Eitan, veterano del Mossad, terrateniente en Cuba

Curiosamente, Israel está en camino de convertirse en uno de los principales inversores en Cuba, con hombres de negocios judíos que invierten en todos los campos, desde la exportación de cítricos hasta los proyectos inmobiliarios. Ahora, en un proyecto que va a provocar la ira de los grupos de exiliados cubanos

Parece que muy pocas cosas son ciertas en la vida; en política, la certeza no existe, acechan las sorpresas y es importante llegar a comprobaciones para lograr el consenso. Tanto los ciudadanos de un Estado como quienes lo apoyan en el exterior tienen derecho a saber cuál es su organización estatal y deberían estar al tanto de las relaciones económicas y políticas que mantiene, tanto en el plano nacional como internacional; y si hay contrastes o contradicciones en las elecciones políticas de un Estado, los responsables de tales diferencias tienen la obligación moral de dar cuenta de las mismas a sus ciudadanos y a la opinión pública internacional.

Nada obliga a los habitantes de un país a respaldar o a aprobar las decisiones tomadas por su gobierno, pero éstas los afectarán de todas formas, porque lo que se decide en la cima se hace en nombre de ellos. Así, es imprescindible que la gente tenga información sobre lo que hace su gobierno, y que los ciudadanos estén en condiciones de expresar su eventual desacuerdo, hállense o no en capacidad de garantizar el consenso.
En política nada está grabado en la piedra y los políticos se han convertido en camaleones, maestros en el arte de volverse escurridizos; siguen la corriente de lo que suponen consensual, tal vez con desconfianza, pero tratando siempre de mantener una orientación general coherente. Cuando los políticos dan la impresión de voltearse según los cambios de intereses, deberíamos echar una ojeada a lo que ocurre en Cuba.

Allí encontramos un apoyo indefectible a la lucha del pueblo palestino y a su lucha de liberación. No faltan los discursos de Fidel Castro en los que expresa su apoyo y su amistad a los palestinos. No sabría decir hasta qué punto tales discursos se plasman en actos, pero en todo caso se ha establecido una imagen de Cuba como el país que se atreve a condenar públicamente a Israel.

“Cuba reafirma su solidaridad total e inquebrantable con el pueblo palestino en su justa lucha por la instauración de un Estado independiente y soberano y por la restitución de todos los territorios árabes ocupados; Cuba exhorta a la comunidad internacional a denunciar enérgicamente estos crímenes, y se pronuncia sin titubear contra las tácticas dilatorias utilizadas por Israel para seguir imponiendo su política anexionista y arrogante, en violación de las normas elementales de la coexistencia y la legislación internacional, que le valen a Israel el apoyo inquebrantable de Washington.