..Una vez más..los perros judíos metidos en todas las mierdas habidas y por haber...

miércoles, 14 de enero de 2015

Espia del Mossad en el Vaticano

La infiltración hebrea en el Vaticano, como agentes de la Sinagoga de Satanás, es un tema ampliamente tratado por varios autores católicos, protestantes y sin fe. Soy espía y no lo niego, reconoce a sus 90 años sin rubor, pelo blanco, nariz aguileña de judío, encorvado por el peso de los años, el religioso redentorista, especialista en moral, trabajó como espía para los principales servicios de inteligencia. Los médicos le han diagnosticado un cáncer terminal de pulmón, está escribiendo "El abuelete", un libro donde cuenta, con toda su crudeza, su experiencia como ESPÍA DEL VATICANO Y DE ISRAEL. Y lo cierto es que perteneció a los servicios secretos vaticanos y fue miembro del Mossad israelí. El cura espía vivió de cerca, directa o indirectamente, todos los grandes acontecimientos de los últimos tiempos y se codeó con los grandes personajes que han pasado o pasarán a la Historia. Desde Golda Meir o Moshe Dayan a Salvador Allende o monseñor Romero. Y, por supuesto, los papas de las últimas décadas.  ESPÍA DEL VATICANO
HE TRABAJADO INCLUSO MÁS CON EL MOSSAD QUE CON EL VATICANO.

En la Curia romana se fijaron en él y entró a formar parte de los servicios secretos vaticanos. Con misiones especiales y de una forma eventual, dice. Pero la verdad es que el propio cardenal Montini, entonces secretario de Estado del Vaticano y futuro Papa Pablo VI, le encomienda muchas misiones especiales. Un día le llama al Vaticano y le dice: Sospechamos que el cardenal Mindszenty de Budapest ha sido drogado y, por eso, ha hablado por radio a la población a favor del comunismo. Queremos mandar orientaciones a los responsables de la Iglesia. Sabemos que es valiente y arrojado y quiero saber si podemos contar con usted para esta misión.
Para hacer frente al comunismo que amenazaba con extenderse por toda Europa y, sobre todo, a Latinoamérica, Hortelano se dedica a aprender las técnicas subversivas. De la mano del ex agitador francés G. Sauge. A su lado, se infiltra en las juventudes comunistas alemanas y austriacas y vive, en París, la revolución de mayo del 68, donde conoce al que después sería cardenal de París, Jean-Marie Lustiger, el primer purpurado católico de origen judío.

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