
HE TRABAJADO INCLUSO MÁS CON EL MOSSAD QUE CON EL VATICANO.
En la Curia romana se fijaron en él y entró a formar parte de los servicios secretos vaticanos. Con misiones especiales y de una forma eventual, dice. Pero la verdad es que el propio cardenal Montini, entonces secretario de Estado del Vaticano y futuro Papa Pablo VI, le encomienda muchas misiones especiales. Un día le llama al Vaticano y le dice: Sospechamos que el cardenal Mindszenty de Budapest ha sido drogado y, por eso, ha hablado por radio a la población a favor del comunismo. Queremos mandar orientaciones a los responsables de la Iglesia. Sabemos que es valiente y arrojado y quiero saber si podemos contar con usted para esta misión.
Para hacer frente al comunismo que amenazaba con extenderse por toda Europa y, sobre todo, a Latinoamérica, Hortelano se dedica a aprender las técnicas subversivas. De la mano del ex agitador francés G. Sauge. A su lado, se infiltra en las juventudes comunistas alemanas y austriacas y vive, en París, la revolución de mayo del 68, donde conoce al que después sería cardenal de París, Jean-Marie Lustiger, el primer purpurado católico de origen judío.
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