..Una vez más..los perros judíos metidos en todas las mierdas habidas y por haber...

lunes, 24 de junio de 2013

El mapa del horror sionista


El mapa del horror sionista se ensancha

Cheká de Sant Elies (Barcelona), donde un crematorio eliminaba los cadáveres de las víctimas "fascistas" de la represión republicana en España mucho antes de que Auschwitz existera.


El invento de crematorios para eliminar cadáveres producto de un exterminio masivo tuvo lugar en la Rusia bolchevique. También el uso homicida de gases tóxicos con prisioneros políticos. Tales son algunas de las fantásticas "realizaciones" (de la "utopía" nunca más se supo) consecuencia del golpe de Estado contra la República democrática rusa de octubre de 1917 y de una represión despiadada perpetrada mayoritariamente por comunistas de etnia judía, hecho que en su día denunciara el Premio Nobel Alexandr Solzhenitsyn y que el propio J. P. Sartre, filósofo y también Premio Nobel, reconoció con indisimulado orgullo pocos meses antes de morir. Simples datos que dan mucho que pensar y que, por supuesto, no habríamos conocido nunca si ello dependiera del diario El País. Solzhenitsyn:


Pero yo me he limitado a dar los nombres de las personas que dirijían entonces los destinos del Gulag, de los jefes de la NKVD, de los directivos de la Construcción del Canal del Mar Báltico. Aquí están los principales. Yo no tengo la culpa de que todos ellos sean de procedencia judía. No se trata de una selección artificial realizada por mí. La separación la ha hecho la historia (Alexandr Sozhenitsyn, Alerta a Occidente, Barcelona, Acervo, 1978, p. 256).

Los "principales" fueron Frenkel, Finn, Uspensky, Aaron Solts, Jacobo Rappoport, Matvei Berman, Lazar Kogan, Genrikh Yagoda...

Yagoda, cuyas víctimas rebasan con mucho las de Reinhardt Heydrich o Himmler, era, por decisión de filantrópicos investigadores y periodistas sionistas, un personaje casi desconocido para la mayoría de los ciudadanos de la "feliz" (=narcotizada) "sociedad de consumo" antifascista. Empero, gracias a la red, los efectos del revisionismo (y del negacionismo del Holocausto) han sido devastadores para la propaganda sionista, hasta el punto de que se está llegando al extremo contrario de incredulidad absoluta ante todo aquello que la prensa sistémica, el "mundo de la cultura" y las instituciones oficiales puedan contarnos al respecto. El genocidio judío nunca habría existido, lo que es falso. Para nosotros no cabe duda alguna de que hubo persecución judía bajo el Tercer Reichy que unos 2 millones de judíos fueron asesinados o perecerieron por diversas causas (incluido el maltrato) en campos de trabajo. Los asesinatos se produjeron mediante el uso de armas de fuego en la Rusia ocupada por Alemania (Einsatzgruppen), y quizá en alguna ocasión para matar se utilizó en Polonia el Diesel, el Zyklon B u otra substancia química, pero tanto el plan de exterminio sistemático con "cámaras de gas" cuanto los 6 millones de víctimas judías son una exageración de la propaganda sionista y comunista.

Incinerados. Unos 300.000 níños
alemanes murieron así
por orden de Churchill.
 así como la génesis y funciones de la "ideología del Holocausto" (Norman G. Finkelstein) para encubrir los genocidios cometidos por los vencedores, sin dejar de subrayar la total impunidad de éstos hasta el día de hoy. Ante la evidencia del fraude, que está ya muy claro en las cifras de víctimas admitidas para el campo de Auschwitz (incluso oficialmente pasaron de 4 millones a 1,5 millones en 1989, no obstante, la cifra total de víctimas judías, por una suerte de efecto mágico inmune, jamás ha sido corregida a la baja), el sistema oligárquico ha financiado "nuevas investigaciones" que tienen como finalidad renovar el producto propagandístico, hacer más creible la narración sobre fascismo qua "mal absoluto" y despistar a la gente respecto de la enormidad de los "genocidios olvidados". Sigue, empero, siendo un dato incontestable queel mayor criminal de masas de la historia no es un fascista, sino el "progresista" Mao-Tse-tung, cuyas víctimas se cifran en 65 millones de personas, hecho que no ha enturbiado las excelentes relaciones comerciales de occidente con el régimen comunista chino durante las últimas décadas e incluso la celebración de las olimpiadas de Pekín. En Europa, la palma se la lleva el también "progresista" Stalin, con un genocidio que, como poco, afecta a 20 millones de personas exterminadas (las cifras de "afectados" y víctimas por otros conceptos podrían alcanzar los 66 millones de personas). El problema es, por tanto, el revisionismo en todas sus formas, el simple uso de la capacidad de "pensar", cotejar y criticar la información-basura que vuelcan los amos oligárquicos en la mente de los ciudadanos, porque el análisis detenido y pormenorizado de los hechos tiende a restar fuerza a la propaganda aliada, cuyos efectos sobre la población son cada vez más ineficaces en orden a promover el odio contra aquellos disidentesidentificados y estigmatizados como "fascistas". Así lo reconoce de alguna manera un artículo de El País del 8 de marzo de 2013, "El mapa del horror nazi se ensancha", donde cierto periodista de cuyo nombre prefiero no acordarme (véase enlace) sostiene que, gracias a un "estudio", habríanse descubierto por fin los "nuevos horrores" del nazismo:
El trabajo ha recopilado documentación aportada por más de 400 investigadores e incluye también relatos de primera mano de las víctimas que describen con precisión cómo funcionaba el sistema y cuál era su propósito. Para algunos analistas, el hallazgo no sólo es una herramienta fundamental para estudiosos y supervivientes sino un argumento más para combatir a los revisionistas y negacionistas del Holocausto.



Se necesita mucho dinero para pagar a 400 "investigadores". Imaginemos qué pasaría si el revisionismo dispusiera de medios equiparables. En cualquier caso, esa investigación ya sabía desde el principio aquello que era menester encontrar, qué datos considerar "relevantes" y cuáles desechar. Nunca se trató de interpretar un fenómeno (la represión en la retaguardia alemana durante la Segunda Guerra Mundial) para el que, por ejemplo en el caso de la Segunda República Española, encuéntranse todo tipo de excusas y atenunantes, sino de seguir abonando la propaganda política que justifique todos los crímenes que el Estado de Israel haya cometido, cometa o pueda cometer en el futuro. Véase cómo justifica Paul Preston la violencia del Frente Popular:


Por lo que respecta a la represión en la zona republicana, fue más pasional y como respuesta a los acontecimientos. Al principio, fue una reacción espontánea y defensiva frente al golpe militar, que después fue intensificándose con las noticias que difundían los refugiados sobre las atrocidades de los militares y con los bombardeos rebeldes (Preston, P., L'holocaust español, Barcelona, Base, 2011, p. 12, traducido del catalán al castellano).Estas afirmaciones de Preston son absolutamente falsas: la violencia sistemática de las izquierdas, y así lo ha demostrado Pío Moa hasta la saciedad, precede al alzamiento militar, con auténticos golpes de estado revolucionarios -perfectamente planificados- como los hechos de octubre de 1934. Pero aquello que aquí nos importa ahora es el "razonamiento moral" de Preston, que podría aplicarse, esta vez de forma totalmente rigurosa y verídica, al fascismo como reacción frente al comunismo, y al nazismo en tanto que "respuesta" a amenazas harto reales y de efecto agregado como el gulag, la publicitada decisión leninista de extender a Alemania la (carnicera) revolución bolchevique, el conocimiento alemán del plan genocida aliado en 1941 y su inmediata aplicación por el Bomber Comand británico (en el mismo momento en que Hitler ofrece la paz a Londres), etcétera.


El sonriente Paul Preston.
     Igual que el "nuevo" detergente Ariel, tenemos, en suma, el "nuevo" Auschwitz ultra Sión, más eficaz para lavar el cerebro de los gentiles. Fuentes admitidas son los "relatos de las víctimas" que, como premio a su celebérrima y demostrada objetividad en el tema que nos ocupa, van a conseguir la millonaria indemnización correspondiente, ingresada ipso facto en las cuentas de las organizaciones sionistas que luego financiarán ulteriores "investigaciones" o... recursos estratégicos para la edificación del Eretz Israel. Una idea de la seriedad de este "estudio" la da ya el siguiente pasaje:
Según Megargee y Dean, entre 15 y 20 millones de personas murieron o fueron prisioneras en algunas de las instalaciones que el régimen nazi creó en Alemania o en sus países ocupados desde Francia a Rumanía, y que ahora se identifican en una gran enciclopedia cuyo último volumen está previsto que vea la luz en 2025.
Obsérvese: "murieron o fueron prisioneras". Curioso cálculo yrigurosísimo trabajo de conceptualización. Si en realidad murieron 100.000 personas y 16 millones fueron prisioneras (así ocurrió con las minorías germanohablantes en Rusia y hasta en Sudamérica), el torticero rótulo sigue siendo a pesar de todo lo bastante impactante como para adormecer unas décadas más a las cohortes antifascistas de cretinos lobotomizados.

Nada que decir sobre los 17 millones de civiles o prisioneros alemanes objeto de vulneraciones de los derechos humanos, de los cuales la mayoría (13 millones) fueron exterminados y otros 4 millones sujetos como poco a limpieza étnica, violaciones también de ancianas y niñas, hambrunas planificadas por Eisenhower, prostitución menores inclusive o esclavización en tiempo de paz... Nada que decir sobre el plan de liquidación racial del pueblo alemán, idea de un judío (Th. N. Kaufman) puesta en práctica mediante los bombardeos terroristas ingleses contra civiles y consumada por un tal Henry Morgenthau, de profesión banquero a ver si adivinan a qué tribu.... Nada que decir sobre la Nakba, la limpieza étnica israelí de Palestina, perpetrada al amparo de los discursos sobre "el Holocausto" y acusando de "nazis" a niños palestinos antes de descerrajarles un tiro en la cabeza. Nada que decir sobre el gulag que precedió a Auschwitz, sobre los millones víctimas civiles alemanas del bloqueo naval inglés en la Primera Guerra Mundial, hechos anteriores a la existencia misma del nazismo y que, conviene subrayarlo, provocaron tanto su aparición como sus "desengañadas" características. Nada que decir sobre Hiroshima y Nagasaki, el mayor crimen de guerra después de Dresden, obras maestras "humanitarias", por acción u omisión, de los "simpáticos" filosionistas judeo-anglosajones que luego "montaron" la ONU para incumplir cuando les pluguiera sus propias resoluciones. Tenemos a legiones de "soldaditos Ryan" actualmente cubiertos de flores por Hollywood, pero la realidad es muy distinta a la ficción propagandística.

Víctimas alemanas del "humanitario" plan Kaufman-Morgenthau
de exterminio racial. No hubo gaseamento previo: quemadas vivas.
!Reconocer todos estos hechos como genocidios, crímenes de guerra, crímenes contra la paz y crímenes contra la humanidad, extrayendo las consecuencias jurídicas, éticas y políticas pertinentes, sí sería algo realmente "nuevo" por no hablar de la decencia recobrada!Pero los fanáticos sanguinarios de la extrema derecha judía prefieren, por motivos asaz interesados, continuar repitiendo la letanía de Auschwitz y ampliar el espectro de acólitos susceptibles de reclamar una indemnización a Alemania.

Por lo que respecta a la oportunidad de la "investigación", no parece demasiado honesto presentar como novedosas cifras que aparecen en El libro negro del comunismo, donde, pese al título, se acusó también al nazismo por la responsabilidad de 25 millones de muertes:

Hasta que comenzó la guerra, y sobre todo a partir del ataque contra la URSS, no se produjo el desencadenamiento del terror nazi cuyo balance resumido es el siguiente: 15 millones de civiles muertos en los países ocupados; 5,1 millones de judíos; 3,3 millones de prisioneros de guerra soviéticos; 1,1 millón de deportados muertos en los campos, varios centenares de miles de gitanos. A estas víctimas se añadieron 8 millones de personas condenadas a trabajos forzados y 1,6 millones de detenidos en campos de concentración que no fallecieron

La edición francesa original de esta obra es del año 1997 y ya entonces se publicaban los cómputos de victimización que la presunta investigación difundida por El País pretende vender a bombo y platillo como un "descubrimiento".

Un dato importante de la cita anterior es que no se detecta "terror nazi" hasta que comienza, dice el autor, el ataque a la URSS. En realidad la política alemana de genocidio sólo se desencadenó cuando los nazis fueron conscientes del plan de exterminio aliado, publicado el 28 de febrero de 1941 y llevado a la práctica por Londres mediante una guerra aérea totalmente ilegal, cuyo objetivo no eran las instalaciones o fuerzas militares alemanas, sino los civiles. Rusia habíase negado a firmar la Convención de Ginebra y Moscú hacía ya décadas que esclavizaba y liquidaba en masa de forma sistemática a toda su población en campos dirigidos mayormente por judíos. Estos hechos, que en la percepción de Hitler confirmaban buena parte de los tópicos de la ideología nazi, explican la despiadada política de Berlín en el frente oriental, que fue "reactiva" a las fechorías del "judeobolchevismo" y del sionismo, y comportó el asesinato de 3,3 millones de prisioneros soviéticos, además de la infame masacre de un millón de civiles judíos (también ancianos, mujeres y niños) por los Einsatzgruppen. Los comisarios políticos comunistas eran ejecutados sobre el terreno. Hitler pensaba que los bombardeos británicos respondían a un "plan judío" (elaborado por Theodor N. Kaufman). Por ese motivo los aviadores ingleses prisioneros, pese a tratarse de auténticos criminales de guerra, fueron en cambio respetados por las autoridades de los campos. En contrapartida, los ingleses cumplieron la Convención de Ginebra con los soldados alemanes capturados; no así los norteamericanos y los franceses, cuyos militares cautivos, empero, sí habían sido amparados por el Tercer Reich.

La respuesta de Hitler: ejecuciones masivas en el frente oriental.
Por otra parte, si las cifras de civiles fallecidos por cualquier circunstancia como consecuencia de la guerra se suman a las cifras de un genocidio (cosa que estamos dispuestos a admitir, pero en todos los casos de genocidio y no sólo en aquellos que interese a la oligarquía sionista ventilar en términos de propaganda), el crimen de masas perpetrado por los aliados contra el pueblo alemán es tan "causal" como descomunal, único en la historia, y las 600.000 víctimas del ataque aliado a Iraq (2003) son también "víctimas de un genocidio" (y entonces hasta el meapilas católico José María Aznar tendría que responder). Por supuesto, siempre que se trate de cargarle muertos a Hitler sin tasa ni medida bastará con afirmaciones (basadas en "relatos") o en conceptos tan difusos como "murieron o fueron prisioneros". De suerte que esas presuntass víctimas se convertirán en ocasiones en curiosos cadáveres postulantes al estilo de Enric Marco, Jerzy Kosinsky o Binjamin Wilkomirsky... Olvídanse mientras tanto las other losses "otras pérdidas", personas exterminadas bajo la acusación de "fascistas" o por el simple hecho de ser alemanas, las cuales parecen no existir para esos mismos "investigadores" a sueldo de Tel Aviv.

Si se trata de hacer "ampliaciones", también nosotros podemos hacerlas, aunque desde luego no aparecerán publicadas en el diario "El País". Limitándonos al "judeobolchevismo", aquel régimen que fuera, para Hitler, el verdadero enemigo a batir, el escritor francés Alain de Benoist aporta la siguiente lista bibliográfica con títulos que la mayoría de los ciudadanos ignoran porque los diarios se encargan de silenciar esta información:

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