..Una vez más..los perros judíos metidos en todas las mierdas habidas y por haber...

lunes, 24 de junio de 2013

Günther Grass: lo que hay que decir

                                                                     Asombroso, ni siquiera respetan ya a un Premio Nobel, es decir, a uno de los "suyos".El escritor alemán, públicamente linchado tras denunciar que Israel puede desencadenar una Tercera Guerra Mundial.. Günther Grass se ha limitado a proclamar, con una extraordinaria e inesperada valentía, lo que piensan millones de personas en Alemania y en el resto de Occidente: la criminal hipocresía de la extrema derecha judía, el racismo supremacista del sionismo, el imperialismo israelí y, en definitiva, la amenaza que la banda asesina de Tel Aviv supone para la paz mundial.Por ello, ante tan ejemplar sumisión, encarnada por Grass, resulta sorprendente que alguien pueda siquiera insinuar que el escritor alemán es un nazi, un antisemita o cosa semejante. Pues bien, a pesar de los pasajes transcritos, esa ha sido la acusación que ha recaído sobre Grass.

!Escándalo! !Intolerable! !Blasfemo! !Pretende pensar por sí mismo saliéndose del Esquema Narrativo Obligatorio! !Ofensor del Templo y NAAAAZI! Una termitera de insectos a sueldo de Sión se han arrojado inmediatamente sobre la yugular del escritor. No sólo eso: el delincuente universal Benjamin Netanyahu, jefe de la organización genocida más conocida como "Estado de Irael", le ha recordado a Grass su pasado en las SS. En suma, asistimos a una comedia teatral del siguiente jaez: "se le otorgará a usted el Premio Nobel, pero siempre que se atenga al guión de Hollywood o, en el peor de los casos, se quede calladito. Si osa protestar, o sea, decir la verdad, tratando con ello de rentabilizar contra el antifascismo la autoridad moral del "prestigioso galardón" concedido a terroristas judíos o cuestionar el proyecto ultraderechista hebreo del Eretz Israel, de forma automática pasará usted a transmutarse súbitamente en un nazi indigno y, como tal, se le retirará el derecho de tomar la palabra desde el 'lado correcto' de la vida." Porque "la palabra" está habitualmente comprada, pero cuando incluso el mecanismo de bochornosa autocensura no funciona, entonces, como un resorte, se desencadena el recurso a la difamación. Hemos conocido muchos casos similares, Günther Grass no es el primero ni será el último.

"Serví en las SS"

Günther Grass, "preceptor moral de Alemania", confesó muy tardiamente, en 2006, y poco antes de publicar su autobiografía, que con 15-17 años había servido en las SS. Bien, ¿y qué? ¿No pactaron y colaboraron los fundadores del actual Estado de Israel nada menos que con la cúpula del III Reich? ¿No les ofrecieron a los SS alianza contra sus adversarios occidentales a cambio de la aplicación del programa sionista, que coincidía sin más con el programa nazi: expulsión de los judíos, traslado a Israel? ¿No se puso en marcha ese plan conjunto nazi-sionista hasta que el estallido de la guerra hizo imposible su continuidad? ¿No se emitió una medalla conmemorativa que hermana la Esvástica con la Estrella de David? ¿No intentaron entonces los nazis "librarse" de los judíos transportándolos a Madagascar? ¿No fue a la sazón precisamente Inglaterra la que imposibilitó la operación? Si los propios dirigentes israelíes han sido colaboradores de los nazis, si hasta el propio Habermas, cumbre del pensamiento filosófico alemán de izquierdas, tuvo que comerse una carta en la que cantaba loas al régimen nazi, ¿por qué iba a resultar tan especialmente grave que un muchacho alemán de la época se alistara en las SS? ¿Todavía no nos hemos enterado de que medio mundo fue nazi o pronazi, empezando por los propios sionistas? ¿De que en aquel tiempo el nacionalsocialismo arrastró a millones de personas de decenas de países, entre las cuales no sólo se contaban adolescentes inmaduros, sino, por ejemplo, la cumbre de la filosofía del siglo XX, Martin Heidegger o Ferdinand Céline, Ezra Pound, Knut Hamsun y tantos otros?
 Quizá Grass esté empezando a comprender lo que en miles de blogs  y en todo el mundo se viene repitiendo desde hace años a tenor de una simple lectura de libros de historia, obras que se encuentran ya en todas las bibliotecas públicas, pero que los medios de comunicación mantienen ocultos a las grandes masas que "no leen libros", es decir, a aquellos que construyen su imagen del mundo a partir de la información selectiva que la televisión les transmite. Tal vez Grass haya entrado en un proceso de lento deslizamiento hacia posiciones antisistema y eso se nota incluso en sus "confusiones"... Porque Grass erró quizá el número de prisioneros alemanes exterminados en la URSS, pero se quedó cortó si a esos prisioneros sumamos las víctimas de los bombardeos terroristas aliados y las víctimas alemanas de posguerra, que suman, como mínimo, 8 millones de personas.
Pero lo más repugnante de todo el asunto es que, como venimos subrayando, en 1990 ya había Grass concedido de alguna manera su participación colectiva en el presunto Holocausto cuando habla de "nosotros, los autores", refiriéndose a los alemanes. ¿No resultaba esto mucho más serio, moral y políticamente hablando, que servir como menor de edad en la SS sin disparar un solo tiro? Desde luego, antójase mucho más grave el mea culpa de 1990, pero éste rezumaba el aroma de lo políticamente correcto, mientras que una cosa muy diferente sería el hecho que un ex SS ostente el Premio Nobel y, de propina, se atreva a criticar a Israel. !Un SS no puede ser "inocente" aunque no haya cometido delitos pues la SS fue declarada, en su conjunto, una organización criminal a cuya mera pertenencia acarreaba una imputación de culpabilidad! ¿Hay SS "inocentes" y, además, escritores geniales? Crítico del sistema capitalista liberal
Günther Grass no se ha limitado a vulnerar el tabú que prohibe a las personas "decentes" =fariseos de la oligarquía cualquier crítica de la política islaelí, también se atrevió a cuestionar el sistema en su conjunto en una entrevista tan polémica como veraz que parecía iniciar el camino de una disidencia:
El patriarca de la literatura alemana arremete, indignado, contra la degeneración de la democracia


A sus 83 años, Günter Grass se muestra más enfadado que nunca. El patriarca de la literatura alemana arremete contra los bancos yel sistema financiero que, dice, anulan la democracia y secuestran a gobiernos y parlamentos. Grass se mete con los medios de comunicación, que para ser conformistas ya ni siquiera necesitan censura, denuncia la inadvertida transformación del ejército alemán en una máquina orientada hacia la intervención exterior y compuesta por “mercenarios”. La ocasión fue el décimo aniversario de una asociación de periodistas de Hamburgo, en la que el Nobel de literatura 1999 pronunció un discurso en plena sintonía con los indignados europeos.


En primer lugar los bancos. Sus directivos y grandes accionistas forman, “una sociedad paralela”, dice Grass. Los bancos viven “una vida propia”. “Las consecuencias de sus economías basadas en el riesgo, las pagan los contribuyentes”. “Han tomado como rehenes al parlamento y al gobierno”, pero son insaciables y “siempre están hambrientos”.


También los medios son prisioneros. Para extorsionarlos ya no se precisa censura, “basta con negarles publicidad”, dice. En esas condiciones es imposible “explicarle a la opinión pública los abusos de poder de los lobbies”. Contra ellos hay que interponer “estrictas barreras” de protección alrededor del Bundestag, el parlamento alemán, para poder mantener a raya a los lobbistas.


“La degradación de los ciudadanos de la antigua Alemania del Este y sus descendientes a la condición de alemanes de segunda clase se ha convertido en un hecho tan evidente que la mayoría de los jóvenes abandonan sus ciudades y se van al oeste. Algunas regiones empiezan a despoblarse y muchas veces los que se quedan son los radicales de extrema derecha, que son lo que dan el tono en las zonas abandonadas”, denuncia el escritor. Mientras tanto, Alemania pretende aplicar en Grecia una medicina de fideicomisos y privatizaciones, no muy diferente a la que condujo a esos resultados en Alemania del Este.


“La creciente deriva hacia una sociedad de clases con una mayoría empobrecida y una grasienta minoría rica, la montaña de deudas cuya cima está cubierta por una nube de ceros, la incapacidad y manifiesta impotencia del parlamento electo frente al poder de los lobbies y al completo dominio de los bancos”, todo eso, dice Grass, “nos urge a hacer algo inaudito: poner en cuestión el sistema en su conjunto”.


El capitalismo neoliberal , dice, “ha degenerado en una máquina de destrucción del capital, bien lejos de los éxitos de la economía social de mercado”.


Es un “Moloch asocial”, que “ninguna ley puede atajar”, dice. Y se plantea la pregunta: ¿tiene aun la democracia parlamentaria la fuerza y la voluntad de contrarrestar esta decadencia, o vamos a continuar manteniendo en el ámbito de lo no vinculante todo intento de reforma de los bancos con la excusa de que “eso sólo se puede arreglar a nivel global”?


 


Al parecer, los políticos que califican a Grass de ignorante, desconocen la historiografía existente, o la conocen, pero actúan, de forma malévola, como si aquélla se redujera, verbi gratia, a La tierra más disputada (2005), del filosionista Joan B. Culla, pues son ellos, los propios políticos, quienes determinan que las informaciones científicas, ignoradas por la mayoría del público, atraviesen el filtro o barrera mediática y aparezcan como "verdades" que la simple acreditación académica no les otorga. Además de una simple cuestión de verdad o mentira, está el requsito social, el factum brutum de la repetición propagandística y el share (cuota de pantalla), que se consiguen a base de dinero e influencia, no de fundamentación racional. Visto que el sionismo controla los medios de comunicación y la política (incluso el mundo académico está en sus manos) debemos considerar que las obras de Pappé, Brenner, Finkelstein, Shahak y otros son poco menos que milagros y muy poca cosa comparado con lo que podríamos saber en un marco político que respetara la independencia del investigador.


Sería muy fácil, pero harto engorroso, reproducir aquí las piezas de convicción que permiten sostener, sin vacilar, lo siguiente: quienes "fabrican" un contexto internacional que no se corresponde con la realidad aunque sí se corresponda con una imagen mediática erigida artificiosamente de espaldas a la realidad son los políticos que acusan de ello a Grass. Pero la entera bitácora FILOSOFÍA CRÍTICA contiene dichas informaciones y resultaría absurdo repetirlas íntegramente en una sola entrada. Remitimos a las series de posts sobre "El mayor genocido de la historia" o "Anotaciones preliminares sobre las causas del holocausto", por ejemplo. Esto por lo que respecta al calificativo "ignorante" arrojado a Grass. Las críticas consistentes en la habitual imputación de antisemitismo se retratan ellas solas visto lo que escribiera Grass en su opúsculo de 1990 y ya hemos transcrito al inicio de esta entrada. Ningún antisemita -y sólo un zombi alemán de posguerra domesticado por Tel Aviv- pondría eso negro sobre blanco. En cuanto a la acusación de "patético", lo patético es rebuznar sobre un supuesto armamento nuclear iraní -cuya existencia tiene la misma pinta que las famosas "armas de destrucción masiva" de Saddam Hussein- mientras se mira hacia otro lado haciéndose el sordo al escuchar la frase "arsenal atómico ilegal de Israel", una realidad incontestable que ni los propios sádicos sionistas niegan.


!Éste es el contexto internacional, señores cipayos "alemanes"  de Sión! !Dejen de revolcarse en el fango como unos marranos a fin de contentar a sus amos de la sinagoga, si es que les queda un poco de dignidad alemana! !Atrévanse a liberar de una santa vez a su país! !Nieguen ya la narración oficial del holocausto o Alemania perecerá envenenada por semejante brebaje tóxico! Pero no osan volver a ser hombres libres y soberanos aunque quizá un poco más pobres; tan apegados están a esa mentira, que sus propios compatriotas, si despertaran del sueño, les despedazarían por décadas de infamia y humillación nacional. Han apostado, oh fariseos de la casta política pseudo alemana, antialemana, por la estafa histórico-universal, y todo aquello que cuestione esa farsa, aunque sólo sea en un aspecto infinitesimal del relato como el poema de Grass, les aterra, les recuerda que la narración fraudulenta puede derrumbarse como un castillo de arena; y, con ella, sus culos por el suelo, sin dietas, sin cargos, sin poltronas... Al desenmascaramiento de la impostura ultraderechista judía, del racismo judío, de la manipulación sionista, llaman "fabricar un contexto internacional incompatible con la realidad": deberían decir, incompatible con el montaje mediático que han fabricado efectivamente, ellos sí, a golpe de lavado de cerebro colectivo, y de cuyo mantenimiento depende la perpetuación en el poder de los traidores al pueblo alemán.

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