..Una vez más..los perros judíos metidos en todas las mierdas habidas y por haber...

miércoles, 19 de junio de 2013

Svoboda..ranace el NS en Ucrania..

En L’viv , una importante ciudad del oeste de Ucrania, ha  nacido un nuevo partido.

Lo hace bajo el nombre de Svoboda, un partido cuyo eslogan es que Ucrania sea “una raza, una nación, una patria”. Originalmente conocido como el Partido Social Nacional, tiene su base en el Nacional Socialismo.

La Revolución Naranja, un movimiento pacífico de protesta, logró en las disputadas elecciones generales celebradas en 2004 que una coalición de políticos nacionalistas moderados llegasen al poder.

Pero rápidamente surgieron los problemas entre ellos y además les cayó una tormenta de acusaciones de corrupción. Una de las líderes de la Revolución Naranja, Yulia Tymoshenko, está ahora en la cárcel, acusada de “abuso de autoridad”, aunque los grupos defensores de derechos humanos dicen que su condena es por motivos políticos.

Desde periodistas hasta taxistas y jóvenes empresarios, pasando por las campesinas que venden quesos caseros y encurtidos en puestos callejeros para complementar sus pensiones, todo el mundo dice lo mismo: los políticos de todos los partidos sólo se preocupan de ellos mismos, amasando de paso todo el dinero que puedan.

Y mientras tanto, Svoboda aumenta en popularidad.

Los jóvenes se sienten atraídos por su retórica nacionalista, y sus simpatizantes de más edad son personas que están acostumbradas a vivir bajo los planteamientos autoritarios que defiende.

Svoboda es ahora el principal partido en el Gobierno municipal y regional de L’viv. Y ha logrado el poder en otros grandes centros urbanos del oeste de Ucrania, como Ternopil e Ivano-Frankivsk.

En octubre, cuando el país celebre elecciones, se espera que Svoboda de un salto de calidad y logre por primera vez escaños en el Verkhovna Rada, el Parlamento nacional.

Además de atribuirse en buena parte al desencanto ciudadano con los principales partidos democráticos y a la corrupción endémica que hay en el país, el creciente peso de Svoboda también pone de manifiesto un aumento del antisemitismo en una parte del mundo donde el Holocausto fue feroz y prácticamente no quedan judíos.

Es síntoma de un ultranacionalismo que se extiende por todas las fronteras orientales de Europa.

Esta forma extrema de nacionalismo basado en la raza acaba relacionando al comunismo soviético con el judaísmo: la lucha patriótica contra el primero les lleva a una glorificación del nazismo, y a exculpar a los ciudadanos nacionales que ayudaron a asesinar a judíos durante el Holocausto.

El éxito de Svoboda hasta ahora se ha ido basando en una inteligente campaña de relaciones públicas, con vídeos que recuerdan a actos de propaganda nazis como los desfiles con antorchas y discursos que recuerdan los de Hitler.

Svoboda también rinde honores a los veteranos de Ucrania que lucharon con los nazis contra el Ejército Soviético y la amenaza del “comunismo judío” en una unidad conocida como la Waffen SS-Galicia.

Realizan políticas de gestos, como cuando hicieron cambiar el nombre de la Calle de la Paz, en un distrito de L’viv, por el de Calle Nachtigall, en honor a un grupo ucraniano implicado en la masacre de los judíos de la ciudad después de la llegada de los nazis en junio y julio de 1941.

La explicación de Svoboda: “La Calle de la Paz es un residuo de los estereotipos soviéticos”. Sus actos políticos suelen acabar con violencia.

El pasado septiembre, en Uman, unos judíos hasídicos en peregrinaje anual fueron atacados por activistas de Svoboda. Los dos grupos tuvieron que acabar siendo separados por la policía. El grupo de Svoboda atacó después a los agentes. Docenas de personas fueron arrestadas.

El mes pasado el historiador alemán Grzegorz Rossolinski-Liebe tuvo que cancelar una serie de conferencias en Ucrania tras recibir llamadas telefónicas amenazadoras y de ser perseguido por cientos de simpatizantes de Svoboda allá donde fuese.

Su delito: hablar sobre Stepan Bandera, líder de un grupo ultranacionalista durante la II Guerra Mundial, un fascista responsable de muchas atrocidades contra ciudadanos no pertenecientes a la etnia ucraniana. Para Svoboda, Bandera es un héroe.

La persona que organiza las manifestaciones y hace los discursos incendiarios es Yuri Michalchyshyn. A sus 29 años, apenas recuerda los viejos tiempos, cuando Ucrania estaba gobernada por los soviéticos.

Se expresa en un lenguaje nacionalista romántico, apenas utilizado ya por los políticos occidentales.

“Una nación es algo orgánico, definido históricamente. Una ola de energía apasionada que une generaciones del pasado, el presente y el futuro”, asegura, sentado en la oficina de Iryna Sekh, la líder de su partido en el consejo regional.

“La nación ucraniana es el actual territorio de Ucrania, reforzada por el lenguaje y la reciente historia de lucha social y nacional”.

La teoría racial de Svoboda está construida sobre arena, ya que la mayor parte de la gente que vive en la región tiene sangre mixta. “Étnicamente, Ucrania no existe”, según explica el historiador ucraniano Andriy Kozitzky.

La parte occidental del país que está encajada entre Polonia y Hungría es una mezcla de muchos grupos: rusos, ucranianos, armenios, etc. Pero eso es irrelevante para los seguidores de Svoboda. “Estamos en contra de la diversidad”, ha dicho Mychalchyshyn. En sus escritos asegura que “la tolerancia es un crimen”.

El joven ideólogo promete un parlamento compuesto de ucranianos votados por ucranianos. A las minorías les darán escaños basados en su proporción entre la población. Pero no podrán votar.

Sus simpatizantes también ven con agrado su promesa de recuperar las armas nucleares de Ucrania. Cuando la URSS se derrumbó las armas nucleares desplegadas en Ucrania fueron devueltas a Rusia o desmanteladas.

“Svoboda es anti-inmigración, xenófobo y antisemita”, resume Mridula Ghosh, sociólogo del Instituto para el Desarrollo de Europa Oriental, en Kiev.

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