Santa inocencia. Tan fraudulento es el teatrillo de la subasta Platts, reducto donde se manipula un buen número de materias primas, es el lugar equivalente al gallinero custodiado por el zorro. La lógica y el sentido común se han ido de vacaciones, hace tiempo que a las instituciones europeas les tenía que haber llamado la atención la pantomima de la subasta Platts. La subasta, para obtener un precio, referida a la gasolina se lleva la palma por el volumen dinerario que significa. Lo acontecido a comienzos del pasado mes de mayo, y como se ha dicho silenciado, trata del mandato emitido por el Comisario de la Competencia, Joaquín Almunia al ordenar registrar la sede de Platts,(propiedad de McGraw Hill Financial Inc.) la entidad encargada de publicar el precio del crudo negociado en el mundo. No acabó aquí la orden de Almunia, a la orden de registro de Platts se unió la de algunas de las principales compañías del sector, Royal Dutch Shell, British Petroleum y Statoil. Se les acusa, explícitamente, de la manipulación del precio de los carburantes, lógicamente al alza en beneficio propio desde 2002. Llama poderosamente la atención el mecanismo de la subasta Platts por el que se construyen estos índices internacionales. Todo el circo se limita a recabar datos proporcionado por los distintos operadores.
A través de estos datos surgirá el precio de la gasolina facilitado por las propias petroleras donde magnifican el precio que han comprado el crudo que necesitan para su acopio o refino. Tan solo es una ficción ya que la remisión de los datos es voluntaria y no necesariamente total y lo más importante nadie, absolutamente nadie comprueba la veracidad de la información remitida. Sin control alguno es de esperar que las mentiras sobrepasen a la verdad y que se magnifiquen, únicamente, aquellas transacciones que benefician sus intereses.Sobre el dinero que mueve el petróleo se ha dicho lo suficiente como para que ese tinglado se alejara de prácticas monopolísticas, pero es tan grande el pastel que las oligarquías, como mucho, están dispuestas tan sólo a aparentar que se mueven en un capitalismo al uso. Al monstruo no hay quien lo domine ya desde el mismo momento de su fatal alumbramiento en 1911: la Corte Suprema de los Estados Unidos confirmó que la estructura y el desempeño de la Standard Oil se ajustaban al término de monopolio exigiendo su desmembración. El holding se dividió en 34 empresas independientes. John D. Rockefeller, presidente y principal accionista de la compañía además de haber sido uno de sus fundadores, la decisión de la Corte Suprema aun lo hizo más rico. La Standard Oil Company of Nueva Jersey, se convirtió en la Exxon, y la Standard Oil Company of Nueva York se transformaría en la empresa Mobil. Desde entonces el imperio del petróleo a campado a sus anchas sobornando a primeros ministros, monarcas y a quien se le ponga por delante.
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