..Una vez más..los perros judíos metidos en todas las mierdas habidas y por haber...

viernes, 23 de agosto de 2013

Infiltracion judia en el clero

El presente capítulo tiene por objeto estudiar la forma en que los falsos cristianoscriptojudíos acostumbran realizar su infiltración en el clero de la Iglesia.


Para conquistar al mundo cristiano, el imperialismo judaico consideró indispensable dominar a su principal baluarte, la Iglesia de Cristo, empleando para ello diversas tácticas que variaron desde los ataques frontales hasta las infiltraciones. El arma favorita de la quinta columna consistió en introducir en las filas del clero a jóvenes cristianos descendientes de judíos que practicaban en secreto el judaísmo, para que una vez ordenados sacerdotes trataran de ir escalando las jerarquías de la Santa Iglesia –ya fuera en el clero secular o en las órdenes religiosas- con el fin de usar luego las posiciones adquiridas dentro de la clerecía en perjuicio de la Iglesia y en beneficio del judaísmo y de sus planes de conquista, así como de sus movimientos heréticos o revolucionarios. En tan delicadas tareas de infiltración, el judaísmo subterráneo emplea jovencitos dotados no sólo de gran religiosidad. Sino de una gran mística y fanatismo de la religión judía y deben estar resueltos a dar su vida por la causa del Dios de Israel y del pueblo escogido.

En el judaísmo abunda esta clase de místicos; y a ellos se deben principalmente los grandes triunfos que ha ido logrando el imperialismo teológico de los hebreos, porque el niño o joven que ingresa en los seminarios del clero cristiano, sabe que va a desempeñar la más santa labor de destrucción contra el enemigo capital del pueblo escogido: el cristianismo, y de manera especial la Iglesia Católica. Sabe que con las actividades que realice, al destruir o debilitar las defensas de la Cristiandad, facilita el cumplimiento de la “voluntad divina”, favoreciendo la consecución del dominio de Israel sobre la Tierra. El clérigo falso cristiano, criptojudío, está realizando –según su criterio-una empresa santa que además le asegura la salvación eterna.

Cuanto mayores males pueda causar a la Iglesia como sacerdote, fraile, canónigo, prior de convento, provincial, obispo, arzobispo o cardenal, mayores méritos tiene –según los israelitas- a los ojos de Dios y de su pueblo escogido. Se puede asegurar que esta legión de místicos y fanáticos criptojudíos fueron los que lograron, a la postre, quebrar la supremacía de la Santa Iglesia en la Edad media, facilitando después el triunfo de las herejías en el siglo XVI, y el de los movimientos revolucionarios judeo-masónicos o judeo-comunistas en los tiempos modernos. La quinta columna judía en el clero es, por lo tanto, uno de los pilares básicos del judaísmo internacional. Los fines que persigue la infiltración de los criptojudíos en el clero son explicados claramente en un interesante documento que dio a la publicidad en Francia el abate Chabauty y que cita el señor Arzobispo de Port-Louis, Monseñor León Meurin, S. J. Se trata de una carta del jefe secreto de los judíos internacionales, radicado a fines del siglo XV en Constantinopla, dirigida a los hebreos de Francia dándoles instrucciones, en contestación a una carta anterior que Chamor, rabino de Arlés, le había dirigido solicitándolas.
 Este documento cayó en manos de las autoridades francesas y el abate Chabauty lo dio a la publicidad. La carta dice textualmente:
“Bien amados hermanos en Moisés, hemos recibido vuestra carta, en la que nos hacéis conocer las ansiedades e infortunios que os veis obligados a soportar, y nos hallamos penetrados de un dolor tan grande como el vuestro. El consejo de los más grandes rabinos y sátrapas de nuestra Ley, es el siguiente: Decís que el rey de Francia os obliga a haceros cristianos; pues bien, hacedlo, pero guardad la Ley de Moisés en vuestros corazones. Decís que se quiere arrebatar vuestros bienes: haced a vuestros hijos mercaderes, para que ellos despojen de los suyos a los cristianos por medio del tráfico. Decís que se atenta contra vuestras vidas: haced a vuestros hijos médicos y boticarios, a fin de que ellos priven de la suya a los cristianos, sin temor al castigo. Decís que se os hace objeto de otras vejaciones: haced a vuestros hijos abogados, notarios o miembros de otras profesiones que están corrientemente a cargo de los asuntos públicos y, por este medio, dominaréis a los cristianos, os apropiaréis de sus tierras, y os vengaréis de ellos. Seguid esta orden que os damos, y veréis por experiencia que, por abatidos que estéis, llegaréis a la cúspide del poderío.

V.S.S.U.E.F., Príncipe de los Judíos de Constantinopla.
21 de Casleode 1489 


Refiriéndose a los hijos del rabíno Salomón Ha-Levi, que adoptó al convertirse el nombre de Pablo de Santa María, tomando las órdenes sacerdotales y escalando el Arzobispo de Burgos, después de mencionar las distinciones alcanzadas por Alvar García de Santa María, Amador de los Ríos dice textualmente: “Igual distinción alcanzaba el primogénito de don Pablo, que lo era Gonzalo García, investido ya en 1412 con el arcedianato de Briviesca. Elegido en 1414 para representar a Aragón en el Concilio de Constanza, tenía la gloria de que los PP. Allí congregados pusieran en él sus ojos, para que, ayudado de otros esclarecidos varones, propusiera y formulara la resolución de las arduas y elevadísimas cuestiones, que en aquella suprema asamblea debían ventilarse. Don Alfonso, nacido después que doña María, apenas entrado en los veinticinco años, lograba apellidarse doctor, y poco después deán de Santiago y de Segovia (Crónica de don Juan II, año 1420, Cap. XVIII.- Es denotar que en dicha `crónica´ se le apellida constantemente, hasta ser elegido obispo, `Deán de las Iglesias de Santiago é de Segovia´, lo cual prueba que acumulaba ambas dignidades). Pedro, todavía en la primera juventud, obtenía el honroso y comprometido cargo de Guardia de la persona del rey...” (235). Es natural que el clero viera herejes en los descendientes de judíos que vestían los hábitos de la Iglesia, ya que había datos de sobra para justificar esta creencia, y que medio siglo después, cuando fue fundada la Inquisición española, pudo comprobarse plenamente. Por otra parte, Rufus Learsi culpa al clero de la ola de antisemitismo que se desató contra los cristianos de origen hebreo, pero para comprender esta situación, es preciso conocer en todos sus detalles los motivos que los marranos dieron para que se desataran en su contra esas reacciones.

El historiador israelita, Joseph Kastein, profundiza más en el estudio de tales motivos en su interesante “Historia de los judíos”, al referirse a las grandes y falsas conversiones de hebreos al cristianismo: “Al principio, ambos, el pueblo y la alta sociedad,percibieron a los conversos como un grupo homogéneo; la nobleza y el clero en particular vieron en ellos el fruto de la victoria y en un principio, fueron recibidos con una explosión de júbilo. Numerosos conversos, traspasaron las puertas abiertas a ellos y se introdujeron en la sociedad española y en el clero español...” A continuación el mismo historiador hebreo recalca que los conversos del judaísmo, “empezaron a aparecer...en las más altas y exaltadas posiciones de la organización del clero... Los conversos se convirtieron en miembros de la sociedad española, con iguales derechos, pero ello no trajo porconsecuencia que perdieran las cualidades que siempre habían tenido. Previamente habían ejercido sus dotes peculiares como comerciantes,industriales, financieros y políticos. Y ahora lo hacían de nuevo, pero con esta diferencia,que estaban ya dentro de la sociedad española y no fuera de ella. Habían sido forzados a entrar en ella, con el fin de eliminar a un peligrosos extranjero. Y ahora éste se encontraba establecido dentro de la casa. El problema había sido sólo trasladado del exterior,al interior mismo de la estructura social” (241).



Difícilmente se podrá encontrar estudio tan profundo y tan minucioso de lo que en su esencia constituye la infiltración de los judíos en lasociedad cristiana y en el clero por medio de su falsa conversión. Y termina el historiador israelita el párrafo con el más despectivo concepto acerca de la utilidad del bautismo para los judíos,cuando dice, irónicamente, que un apologista judío de esos tiempos afirmaba:“Hay tres modos de desperdiciar el agua: bautizando a un judío; dejando que el agua del río corra al mar, y mezclándola con el vino”. En siguientes párrafos,el historiador hebreo profundizasu estudio sobre los cristianos nuevos, diciendo que los conversos: “Buscaron su ascenso donde los que los habían obligado a convertirse lo buscaron, o sea, en los altos círculos de la corte, en la nobleza y el clero. Supropósito no era tanto adquirir más fuerza económica, sino obtener influencia política y social... Ellos se habían convertido en miembros de la Iglesia pero no en adictos a la fe. Los nexos indisolubles de miles de años de desarrollo religioso, los obligaron a llevar eljudaísmo secretamente en su corazón, todavía indestructible, llevándolo consigo en forma más profunda. Tomando precauciones para no ser descubiertos por los miembros de su nueva religión, ellos observaban todos los ritos y leyes, festivales y costumbres de su propia fe, temerosos y ensecreto ellos lucharon por el derecho de hacerlo así y vivían unadoble vida y cada hombre llevaba una doble carga”.


Y añade el citado historiador israelita que cuando la Iglesia descubrió lo que estabaocurriendo: “Un nuevo grito de batalla se levantó: `¡La Iglesia está en peligro! ¡Los judíoshan forzado su entrada dentro de la Iglesia y dentro de la sociedad, con el fin de minarlaspor dentro!´ La inevitable aunque absurda consecuencia de esto fue que la guerra fuedeclarada contra el `enemigo interno’. Y para poderla realizar, el clero se armó con la maquinaria de laInquisición; recurrió al pueblo,llevó sus intrigas a la corte e hicieron todo lo posible para influenciar a la alta sociedad. Y los conversos que habían sido conanterioridad el objetivo de la política religiosa nacional, se convirtieron en marranos, una palabra vulgar con el significado de `maldito´, `cerdo´. A partir de esos momentos ya no se hizodistinción entre los verdaderos yfalsos conversos, todos eran consideradosmarranos y la guerra que hizo la Iglesia contra ellos...se inspiraba más en motivos sociales y económicos que en los religiosos...

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