..Una vez más..los perros judíos metidos en todas las mierdas habidas y por haber...

lunes, 26 de agosto de 2013

Masiva manifestación de judíos ortodoxos en Israel contra la ley civil



Más de 100.000 judíos ortodoxos se manifestaron este jueves en Israel contra la "injerencia" de la Corte Suprema israelí en sus asuntos y para afirmar la primacía de la Torá sobre la ley civil.


Al caer la noche la policía calculaba que aún había unos 100.000 manifestantes en el corazón de Jerusalén occidental, pero los convocantes aseguraban que eran el doble. Otra manifestación reunió a unas 20.000 personas en Bnei-Brak, ciudad cercana a Tel Aviv donde residen muchos judíos ortodoxos.


Se trata del mayor movimiento de protesta de ultraortodoxos desde hace 10 años en Israel.
Las manifestaciones, retransmitidas en directo por televisión, eclipsaron completamente el anuncio de un aligeramiento del bloqueo de Gaza, anunciado por el Gobierno.

El enardecimiento de los hombres vestidos de negro se debe a un veredicto de la Corte Suprema que prohíbe la segregación entre niños askenazis y sefardíes en una escuela religiosa de la colonia judía de Emanuel, en la Cisjordania ocupada.


Los padres askenazis oriundos de Europa central y del Este se niegan a que sus hijos vayan a clase con niñas sefardíes de origen oriental pese a la sentencia de la Corte Suprema. Retiraron a sus niñas de la escuela y, como la escolarización es obligatoria en Israel, deberán pagar con dos semanas de cárcel.

Estas familias, pertenecientes al grupo jasídico Slonim, habían sacado a sus hijas de las aulas hace un año en protesta contra un primer dictamen judicial que las obligaba a integrar a los jóvenes sefardíes.
En las banderolas de los manifestantes, los eslóganes afirmaban la primacía de la ley religiosa sobre las reglas laicas.
"¡Es la Torá la que manda!", se leía en las pancartas de los manifestantes.
"Afirmo respetar más la Torá que las decisiones de la Corte Suprema", se leía en las pegatinas.


Para Yaakov, de 20 años, estudiante de una escuela talmúdica de la ciudad Santa, "había que manifestarse porque el mundo de la Torá está en peligro. Debemos apoyar a estas familias que son el honor del pueblo judío".



La policía israelí se encontraba en estado de alerta y contó con el apoyo de guardias fronterizos y de helicópteros.
Acusados de discriminación racial, los padres -86 personas en total- se personaron en la prisión de Jerusalén, de donde serán trasladados por la noche a cárceles del centro del país.


Las familias del grupo Slonim niegan ser racistas y aseguran que no pueden aceptar a las otras niñas porque las tradiciones religiosas sefardíes son diferentes de las askenazis.

Todos los judíos religiosos recusan la autoridad de la Corte Suprema, principal instancia jurídica israelí, en nombre de la supremacía de la Tora y de la ley religiosa.


En 1999, los judíos jaredíes 'Los que temen a Dios' habían congregado a medio millón de personas en Jerusalén, en la mayor manifestación de la historia del país, para protestar contra "la dictadura" de la Corte Suprema.


El asunto de la colonia de Emanuel ha avivado la tensión entre laicos y judíos ortodoxos. Los primeros acusan a los segundos de coerción para imponer su visión del mundo y les reprochan que estén exentos del servicio militar obligatorio.


En virtud de un acuerdo con el Estado, los jóvenes judíos ortodoxos eluden el servicio militar si estudian hasta los 25 años en institutos talmúdicos.
Tanto las autoridades como la justicia israelí se habían definido contra la segregación a principios del año lectivo, pero los seguidores del rabino Slonim escaparon al cumplimiento de la ley. Una apelación a la Corte por parte de uno de los padres de las niñas segregadas llevó al juez Edmond Levi –él mismo un religioso, pero comprometido con la democracia– o poner un ultimatum a los padres: o permiten a sus hijas estudiar con las sefaradíes o van a la cárcel. Los padres se aconsejaron con los rabinos y éstos ordenaron: “A la cárcel”, lo que se produjo ayer a la noche, acompañados de decenas de miles de fanáticos adherentes, que calificaron a los condenados a prisión como “mártires ejemplares para todos nosotros”.

Están acusando al centro de racismo, cuando la separación es por motivos religiosos", decía Abraham Eisenbach. "Algunas de las niñas han recibido una educación más laxa, menos estricta con las leyes de la Torá, y es lógico que algunos padres se opongan a que sus hijas puedan adoptar los malos hábitos de otras", añadía.


Las alumnas de ambas comunidades estudiaban en la escuela del asentamiento judío en aulas separadas, jugaban en un patio dividido en dos por un muro y tenían horarios de recreo y puertas de entrada distintos, para evitar que tuviesen contacto y que las sefaradíes –generalmente de tez más oscura– “contaminasen” a las askenazis con su menor seguimiento de los preceptos religiosos.


La conducta de los ultrarreligiosos escandalizó a la sociedad israelí, donde abundan los resquemores contra esta comunidad, cuyos miembros, en su mayoría, están exentos del servicio militar, no trabajan, sólo estudian religión y no pagan impuestos pero reciben asignaciones familiares para el gran número de hijos que tienen, convirtiéndose cada vez más en una carga sobre la población laica.

El silencio gubernamental ante el desafío ultraortodoxo fue revelador. El fundamentalismo religioso está presente en el gobierno, a través del partido Shas Asociación de Sefaradíes observantes de la Torá, y no deja de crecer. Los ultraortodoxos son casi el 20 por ciento de la población. Las escuelas religiosas, financiadas por el Estado, acogían a menos del 15 por ciento de alumnos en 1960; ahora rozan el 30 por ciento y se cree que en 2040 abarcarán el 80 por ciento de los alumnos.

Las comunidades ultrarreligiosas, están en su mayoría exentas del servicio militar y no pagan impuestos. Su tasa de natalidad es altísima, y el Estado ha cedido a la presión: ya son ellos quienes controlan los matrimonios y las conversiones al judaísmo. El viceministro de Sanidad, Yaakov Litzman, se sumó a la manifestación y proclamó que también para él la Torá está por encima de cualquier ley.

La rebelión ultraortodoxa afecta la esencia del Estado. Israel se definió desde su fundación como Estado "judío y democrático". La cuestión radica en quién define qué implica ser judío. Los ultrarreligiosos alegan que sólo la religión mantuvo unido al pueblo judío durante milenios y exigen que la Torá sea la ley suprema de Israel. De modo implícito, reivindican para rabinos ultraortodoxos una autoridad superior a la de instituciones democráticas.

Alegan que no quieren imponer nada a nadie y que sólo exigen que se los deje tranquilos. Pero se alzan contra cualquier ley o norma que, en su opinión, no concuerde con los mandatos religiosos. En Jerusalén son la fuerza dominante: el Ayuntamiento, por ejemplo, no concede licencias de apertura a los cines que no se comprometan a cerrar en shabat , el sábado, día consagrado a Dios. En shabat no hay transporte público. Cada vez más barrios vedan circular en auto ese día.

Tel Aviv, el gran centro urbano israelí, sigue siendo un bastión laico, pero también allí crecen las comunidades ultrarreligiosas. El alcalde de Tel Aviv, Ron Huldai, descalificó a los ultraortodoxos: "Son gente ignorante que se reproduce a un ritmo alarmante y agota nuestra fuerza económica y social".

Tzipi Livni, jefa de la oposición, afirmó que todas las fuerzas laicas deberían unirse contra la amenaza de los haredíes ultrarreligiosos: "Israel es en 2010 un país en el que las mujeres viajan en la parte trasera del autobus los ultraortodoxos exigen la separación, en el que los huesos son más importantes que salvar vidas en referencia a una campaña ultraortodoxa contra la construcción de un quirófano sobre un antiquísimo cementerio, en el que la conversión es una misión imposible los haredim establecen el mecanismo para convertirse al judaísmo, en el que la visión sionista se hace borrosa y en el que la definición del Estado judío se ha cedido a un monopolio de políticos ultraortodoxos".

Uno de los principales generales del ejército dijo ayer que la institución militar llegará al colapso si los ultraortodoxos se niegan al alistamiento.

Ese choque entre religión y sociedad civil era ayer la cuestión de fondo, plasmada en la impresionante marcha de hombres vestidos con traje negro y sombrero -las mujeres no podían participar- que sobre las 17 horas llegó a las puertas de la comisaría central de Jerusalén, tras recorrer buena parte de la ciudad. Las ligeras diferencias en los atuendos de unos y otros indicaban que gran parte de las vertientes ultraortodoxas -tanto de origen europeo como oriental- estaban presentes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario