..Una vez más..los perros judíos metidos en todas las mierdas habidas y por haber...

miércoles, 23 de octubre de 2013

Berenbaum Se Rinde a la Historia



El Defecto del Rabino Berenbaum: Mucho Holocausto sin Sustento Histórico

Revisado por Robert Faurisson;
Michael Berenbaum, teólogo y rabino, su drama personal se origina en haber deseado por muchos años, hacerse pasar por historiador, y, al encontrarse ahora con la publicación de este libro, encontrarse con la realidad simple y llana del teólogo y rabino que es, y que nunca ha dejado de ser. Él ha tratado en los años relativamente recientes (1993-94) de replicar a los revisionistas en sus propios términos, esto es, sobre el fundamento material, técnico y de los argumentos de los especialistas: en resumen, al nivel de la investigación histórica.

Pero en este trabajo de 1998 no hay nada de lo mencionado anteriormente: ahí se vuelve al dogma del Holocausto, entre declaraciones realizadas sin evidencia sustancial, pertenecientes al mundo quasi-inmaterial. No existe nada ‘disputado’ o ‘reexaminado’, excepto algunos puntos casi-teologales, como la cuestión de si son correctas las interpretaciones de los “internacionalistas” o de los “funcionalistas” acerca del ‘genocidio’ judío realizado por los alemanes. Este trabajo no ofrece ni una sola fotografía, modelo, dibujo o documento. Sólo aparece una fotografía sobre una chaqueta polvorienta en donde aparecen un montón de zapatos. Ya en 1993 esta imagen pudo ser vista en el Museo del Holocausto en Washington con la descripción: “Somos los zapatos, somos los últimos testigos”.

Berenbaum Se Rinde a la Historia

En la década de los ochenta del siglo pasado y al comienzo de los 90, muchos defensores del Holocausto dijeron haber tratado de adoptar una aproximación basada en el razonamiento histórico y de los especialistas, con el fin de contrarrestar a los revisionistas. Esta fue la postura de Pierre Vidal-Naquet, Georges Wellers, Adalbert Rückerl, Hermann Langbein, Eugen Kogon, y Serge Klarsfeld con la ayuda del farmacéutico Jean-Claude Pressac. Incluso Michael Berenbaum se comprometió en ésta empresa. Primero en su guía de Museo de 1993, ‘The World Must Know: The History of the Holocaust as Told in the United States Holocaust Memorial Museum / El Mundo Debe Saber: La Historia del Holocausto como Se Cuenta en el Museo Memorial de los Estados Unidos’, y después en un libro donde fue co editor con Yisrael Gutman, en 1994, que contenía ensayos de 25 contribuidores, llamado ‘Anatomy of the Auschwitz Death Camp / Anatomía del Campo de Muerte de Auschwitz’,.

Pero, en agosto de 1994, un acontecimiento irrumpió en la vida de Berenbaum. Él me permitió visitarle en sus oficinas en el Museo Memorial del Holocausto en los Estados Unidos, junto con otros dos oficiales de alto nivel del Museo. Habiendo tomado nota de su actitud tan arrogante, decidí pasar por alto esto y ante sus dos colegas, le expuse uno por uno algunos hechos que mostraba en el Museo y en su libro, desprovistos de cualquier erudición o valor demostrativo. En respuesta, se enojó bastante y terminó diciéndome es si el Museo no exhibía representaciones verdaderas de las cámaras de gas, era debido a que “se había decidido no realizar ninguna representación de las cámaras de gas”, aunque mostraban una supuesta puerta de una cámara de gas y una maqueta que parecía una caprichosa broma.

Esta entrevista quizás contribuyó a su reciente decisión de abandonar el terreno de los especialistas y de los historiadores del revisionismo. También es probable que los autores de los escritos anti-revisionistas de 1995-96 lo convencieran de que el caso del Holocausto, con su supuesto genocidio y cámaras de gas, se había vuelto completamente indefendible al nivel de los especialistas en historia.

Uno de tales autores, el periodista francés e historiador Eric Conan, con renuencia admitió que mi descubrimiento de finales de la década de los 70 del siglo pasado, era legítimo: la supuesta cámara de gas del campo principal de Auschwitz, visitado por millones de turistas desde 1948, sólo es una impostura y no una ‘reconstrucción’ (Ver “Auschwitz: la mémoire du mal,” L’Express [Paris], Jan. 19-25, 1995, esp. p. 68. También ver: “Major French Magazine Acknowledges Auschwitz Gas Chamber Fraud,” Jan.-Feb. 1995 Journal, p. 23.)

Otro escritor anti-revisionista, Robert Jan van Pelt, quien colaboró con Berenbaum en un trabajo colectivo en 1994, se alineó con la posición de Conan, e incluso la reforzó en su estudio de 1996 sobre Auschwitz: ’1270 to the Present / De 1270 al Presente’ (with Debórah Dwork, Yale Univ. Press, 1996, esp. pp. 363-64, 367-69).

El golpe de gracia fue dado por el historiador francés Jacques Baynac quien, a pesar de su intensa hostilidad hacia el revisionismo, finalmente aceptó que no existía ninguna clase de evidencia que estableciera la existencia de cámaras de gas homicidas en el tiempo de la guerra. (Le Nouveau Quotidien [Lausanne, Switzerland], issues of September 2 and 3, 1996. See: “An Orthodox Historian Finally Acknowledges: There is no Evidence for Nazi Gas Chambers,” July-August 1998 Journal, pp. 24-28.)

La Victoria de Elie Wiesel y Claude Lanzmann

Respecto al Holocausto o Shoah, Elie Wiesel y Claude Lanzmann, dándoles su debido crédito, han evitado el método de los especialistas en historia como si fuera la plaga. En sus memorias, Claude ha escrito “Dejen que las cámaras de gas permanezcan cerradas a los ojos curiosos y a la imaginación” (All Rivers Run to the Sea, New York: Hill and Wang, 1994, p. 74), mientras Lanzmann ha declarado esto, y si ha sido capaz de encontrar algún archivo fotográfico para su película ‘Shoah’, seguramente él los ha destruido. (David Szerman, “Shoah,” Le Chroniqueur [a French Jewish community periodical], June 30, 1993, p. 38).

Por su parte, el historiador Daniel Jonah Goldhagen de cierta manera ha seguido sus recomendaciones. Su trabajo, muy discutido, de 1996 ‘Hitler’s Willing Executioners / Los Verdugos Complacientes de Hitler’, es una especie de disertación moral o filosófica en la cual el autor deliberadamente se niega al precepto que todo historiador debe sostener: establecer las evidencias materiales antes de hacer cualquier comentario.

La Cólera del Rabino y Su Advertencia

En su último libro, Michael Berenbaum ha enrolado a 54 autores bajo su causa. La gran mayoría de ellos son judíos, y todos, incluido Raul Hilberg, respetan el dogma religioso del Holocausto a la letra. Yo considero a Hilberg particularmente dotado, como Arthur Butz lo ha dicho, con una ‘mentalidad notablemente cabalística’ (The Hoax of the Twentieth Century [IHR, 1976/1997], p. 7). Berenbaum incluso ha atraído a su proyecto al historiador israelí Yehuda Bauer, quien de tiempo en tiempo ha sufrido de lapsos de independencia. Por ejemplo, en 1992, Bauer sorpresivamente rechazó la importancia de la conferencia de Wannsee, declarando: “Fue una reunión, pero difícilmente una conferencia… muy pobre en lo que se dijo que iba a realizarse en detalle”, Bauer continuó: “El público aún repite, de tiempo en tiempo, la tonta historia repetida de Wannsee sobre la exterminación de los judíos. Wannsee sólo fue una etapa del desarrollo del proceso del asesinato en masa” (“Wannsee’s importance rejected,” The Canadian Jewish News, Jan. 30, 1992)

Pero en este nuevo libro, el cual contiene la contribución de Bauer, tal reunión es referida como “la llena de incidentes conferencia de Wannsee” (pág. 155)

En su contribución a este trabajo, Bauer va tan lejos como para anatematizar a Arno Mayer, un profesor de la Universidad de Princeton quien, en un libro publicado en 1988, no tuvo inconveniente en hacer público su deseo de poner al Holocausto de regreso en la esfera de la Historia. Titulado: ‘Why Did the Heavens not Darken? / ¿Por Qué los Cielos No Se Oscurecen?’, y lleva el subtítulo: ‘La Solución Final en la Historia’, en el cual, en la mente del autor se quiso decir ‘en la Historia y no en la leyenda ni en la simple creencia’. En ese libro, y éste punto merece especial mención, el Profesor Mayer cometió un grave pecado en contra del dogma, particularmente en su tratamiento sobre las ‘cámaras de gas’ de Auschwitz y del Einsatzgruppen. En ‘El Holocausto y la Historia’ (pág. 15), Bauer minimiza a Mayer en unas pocas palabras, castigando su popularización a través de calificativos como “sin sentido”, su libro “cocinado aprisa” y de involucrarse en “una sutil forma de negación del Holocausto”. Bauer incluso declara que Mayer “vuela sobre documentación bien conocida”.

También, en esta antología, el historiador polaco Franciszek Piper lanza una advertencia a cualquiera que este tentado a involucrarse en una empresa que, no hace mucho, él mismo se involucró: en el análisis racional de los hechos y las técnicas relacionadas con la presunta exterminación de los judíos. Así, uno puede leer estas palabras de la pluma del especialista polaco sobre el campo de Auschwitz (pág. 384): “El siguiente trabajo requiere una atención sensible a la tragedia de las víctimas y no debe reducirse el genocidio a un proceso tecnológico”. La voz de su maestro puede escucharse aquí (la del rabino Berenbaum).

El Significado del Título

Al escoger el título ‘El Holocausto y la Historia’ para su nuevo libro, el editor Berenbaum naturalmente intentó que el lector entendiera que el Holocausto fue un acontecimiento histórico. Pero sucede que, el título seleccionado es, desde su propio punto de vista, bastante desafortunado ya que indirectamente revela su calidad. En efecto, la conjunción “y” por sí misma muestra, y sin haber tenido la intención, que el Holocausto es una cosa, y la Historia otra cosa puesta a su lado. El Holocausto es una ficción, un dogma, una doctrina. La Historia es, o al menos debe ser, materia de los hechos, razones y ciencia.

Este remiendo de libro, constituido por cincuenta y cinco escritores, en donde la contribución de Hilberg data de 1993, es solamente una colección de ensayos que contienen mucho Holocausto pero no contienen Historia. Con respecto al antes mencionado ‘Anatomy of the Auschwitz Death Camp / Anatomía del Campo de la Muerte de Auschwitz’, un trabajo coeditado por Berenbaum y publicado en 1994, constituido por 25 contribuciones, he tenido la oportunidad de decir que es una “Cacofonía del Campo de la Muerte de Auschwitz”. Con respecto a este libro nuevo, publicado cuatro años atrás y que consiste en 55 contribuciones, ciertamente no hablaré de cacofonía. En esta ocasión los miembros se expresan al unísono, todos juegan para el mismo equipo, estamos dentro de una sinagoga, el coro y la orquesta obedecen de forma estricta y de cerca a la batuta del rabino Berenbaum. Es todo lo que uno puede esperar de tal arreglo: una asamblea religiosa, una ceremonia y la celebración del servicio. Pero definitivamente no es un seminario para historiadores ni tampoco un trabajo sobre historia.

12 de agosto de 1998

Robert Faurisson estudio en la Sorbona de París, y fungió como profesor en la Universidad de Lyon en Francia desde 1974 hasta 1990. Fue un especialista en el análisis de textos y documentos. Sus escritos sobre el tema del Holocausto han aparecido en cuatro libros y en numerosos artículos especializados, muchos de los cuales han sido publicados en esta publicación

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